Todos tenemos un jefe en el trabajo, incluso nuestro responsable directo tiene probablemente otro jefe por encima. Es un figura clave para todos porque está demostrado que el jefe es la persona más importante en nuestro trabajo, y que es la causa principal por la que una persona competente y con buen desempeño puede llegar a abandonar una empresa. Todo aquel que tenga la misión de dirigir a un grupo de personas debería tener una cierta capacidad de liderazgo para saber guiar a su equipo y obtener el todo el potencial de ellos.
Sin embargo, los jefes son un poco como las suegras de los chistes, que ya pueden ser excelentes cocineras que nunca llegarán a hacer unas croquetas como las de tu madre. Los jefes, como las suegras de los chistes, son un blanco fácil para cualquier crítica, inmediatamente les comparamos con aquel antiguo jefe tan majo que tuvimos hace años, sin darnos cuenta de que tanto las circunstancias como nosotros mismos hemos cambiado desde aquel entonces.
Hay jefes buenos, regulares y malos, como en todo. En este post me gustaría clasificarlos,basándome en algún artículo que he leído al respecto y en mi propia experiencia personal después de muchos años trabajando en cosas bastante variadas, todo con una pizca de humor. Me salen 8 categorías de jefes, ¿las reconoces?:
- Jefe dios. Se mantiene en una posición de superioridad con respecto a sus pobres e ignorantes empleados, a los que impone sus reglas e infinita sabiduría. Todo debe hacerse según lo que él dice, sin apartarse de sus instrucciones, porque él, como ser divino que es, tiene siempre razón y los demás no.
- Jefe trepa. Su principal objetivo en la vida es promocionar y llegar lo más alto posible en la empresa, y ese objetivo es lo que mueve sus actos. Si le sirves de ayuda en su propósito, estupendo, puede ser un buen jefe. Si no, mejor apártarse…
- Jefe masoquista. Tiene facilidad para destacar las desventajas de cualquier tema y nunca se muestra contento. Todo juega en contra suya y todo es muy difícil. No suele ser mal jefe pero transmite tanta tristeza que no apetece mucho trabajar con él.
- Jefe paranoico. Sospecha que todo lo que le rodea es una conspiración en su contra, que el resto del planeta se levanta por la mañana pensando qué hacer para fastidiarle. A mí es un perfil que me agota mucho, te hace estar muy pendiente de un sinfín de cosas que finalmente resultan no tener importancia.
- Jefe colega. Le gusta hacer amigos en la oficina y disfruta viéndose rodeado de sus polluelos. Suele ser buena persona, amable, pero en ocasiones le falta un poco de la capacidad de liderazgo que mencionaba al principio
- Jefe paternalista: Te trata como a un niño pequeño, te pregunta en todo momento qué te pasa, si estás bien o mal, intenta ayudarte también en temas de tu vida privada… pero como padre de un niño pequeño que es, no te deja hacer nada por ti mismo, supervisa todo tu trabajo y en definitiva, no tiene en cuenta tu opinión. Se hace lo que él dice y punto
- Jefe transparente: Se caracteriza por intentar en todo momento pasar desapercibido. No toma decisiones, no da indicaciones claras sobre el trabajo, siempre está con el “me han dicho que te diga” pero ciertamente, no se mete en tu trabajo y te da libertad para hacer y deshacer precisamente por ser transparente.
- El buen jefe. Su afán por propiciar una comunicación abierta y fluida hace que la gente se sienta partícipe, respetada y reconocida por su contribución. Tiene claro lo que hay que hacer y hacia donde debe ir su equipo y logra que todos lo tengan igual de claro y trabajen en la misma dirección.
Y para terminar, cito una frase de John Hoover, un consultor experto en liderazgo, que me hizo gracia en su momento: “ser un buen jefe es tan fácil que nos lleva a preguntarnos por qué hay quien invierte tanto esfuerzo y energía en ser un jefe malo”. No estoy muy de acuerdo con la primera parte de la frase porque creo que ser un buen jefe no es fácil, pero sí es cierto que muchos dedican una enorme cantidad de energía a no serlo. Por cierto, ¿reconoces a tu jefe en alguna de estas categorías?