Cara de tonto se te pone cuando sientes a otro tomando la palabra delante del jefe para contradecirte, corregirte o simplemente colgarse una medalla a tu costa. ¡No sólo va de protagonista sino que te deja fuera o en mal lugar! Pero realmente, ¿qué puedes hacer cuando un compañero trata de apuntarse un gol que has marcado tú? ¿Es posible evitar que un compañero jeta se atribuya tu trabajo?

Debaten los expertos sobre los motivos por los que un “colega” podría querer hacerte a un lado. Puede que su sentido de la eficacia les domine y realmente crean que gracias a ellos el resultado conseguido será mejor que el tuyo. Puede sin embargo, que lo que quieran es demostrar que son más listos y que están por encima de ti. O incluso simplemente son pelín zánganos y quieren aprovechar una ocasión pública para subirse al carro de tu esfuerzo.

Sea como fuere, estas pasadas por la izquierda sacan de quicio. Realmente, tienes que ser un santo que no te molesten. Y un monje budista de nivel dalai lama para no tener ganas de envenenarles el café. Pero ante cualquier conflicto de este tipo, créeme que lo mejor es respirar y dar paso a un enfoque moderado.

Empieza por cuestionarte tus prejuicios

Ante lo que, seguro que justificadamente, consideras una agresión, empieza por poner encima de la mesa todo lo que realmente sabes. Tal vez, solo tal vez, le estés malinterpretando. Concédete el beneficio de la duda y mira sólo los hechos. Evita juicios rápidos. Pregúntate si hay otro modo de explicar lo que pasó.

Si te falta información o quieres opiniones de terceras, pídelas. Eso sí, hazlo en tono distendido, que nadie crea que están tratando de forzarle a acusar o a tomar partido. Descarta que sea algo hecho sin darse cuenta de lo mal que te iba a sentar.

Habla con él o con ella

Esto es muy difícil, pero muy efectivo. Habla. Propón un café y una conversación en privado. Y vete con el cuaderno en blanco y la mente abierta. No te molestes en sentarte si tu intención es sólo acusar. Trata de exponer tu percepción y pedirle su visión. Prepárate escuchar lo que tiene que decir acerca de la que pasó y de por qué lo hizo.

Reacciona con asertividad. Si llega una explicación sincera, da las gracias y zanja el asunto. Si te toca una absoluta tergiversación de los hechos, dile lo “sorprendido”, “planchado” o “desconcertado” que te quedaste. En este caso, expón y cierra, sin entrar a  discutir quien tiene razón. Y no dejes de teñir de amabilidad tu visión de la realidad.

Trata de superarlo y de crear equipo

En mi experiencia, muchos de estos “malentendidos” acaban  tras estos cafés. Cuando no hay mala intención, un poco de foco es suficiente.  En el bregar del día a día, rozarse es inevitable y yo he mejorado sustancialmente mis relaciones con algunos compañeros tras un choque. Un pequeño roce puede ser una buena ocasión para charlar y buscar juntos cómo organizarse mejor.

Corta el rollo a los trepas. Los listill@s buscan  otro incauto si encuentran una mínima resistencia. Tienen alergia a quien, lejos de subirse por las paredes, tira de templanza para plantarles cara. Porque saben que tras el primer aviso vendrá el mosqueo. Dejarles claro quien eres con absoluta delicadeza es el mejor modo que conozco de que aprendan para siempre que empujarte es altamente ineficaz.

Repara tu imagen con tus jefes y con el resto de tus compañeros

Si algo desagrada a los jefes son las peleas de patio de colegio. Aunque a veces sean ellos mismos quienes involuntariamente las propician. No es plato de buen gusto para el resto del equipo ver como dos compañeros se dan codazos. Por lo tanto, una vez que hayas dejado las cosas claras con el causante, es buena idea dar pistas a los demás. Que entiendan qué pasó, cómo te sentiste y qué has hecho para tratar de evitarlo en el futuro. Pedir su visión también es enriquecedor. No sólo te ayudará a gestionar en el futuro situaciones como esta sino que te ayudará a crecer.

Si como parece, en la cola del autobús los codazos son inevitables, tratemos de recordar que mantener una mente abierta y estar dispuesto a escuchar al de al lado antes de sentirnos “traicionados” funciona. Que, en lugar de suponer, es mejor actuar. Que las conversaciones honestas que dejen con amabilidad las cosas claras son la mejor receta para una convivencia fructífera con tus compañeros.

@vcnocito