¿Os acordáis de esa película de Bill Murray que se llama “El día de la Marmota”, ó “Atrapado en el Tiempo”? En la película, un reportero acude a retransmitir una fiesta local en un pueblo de Pennsylvania en la que el comportamiento de una marmota predice la meteorología para el próximo año. Cuando termina su trabajo y de regreso a casa, le sorprende una tormenta de nieve y tiene que hacer noche en el pueblo. La sorpresa viene porque cuando vuelve a despertar se encuentra exactamente en el día anterior… y este hecho se repite varias veces, reviviendo cada día “el día de la marmota”.
¿Y por qué os cuento esta batallita? Pues porque así es como me siento exactamente cuando salgo de algunas reuniones de trabajo últimamente: reviviendo el día de la marmota.
¿Cómo es posible que en una empresa que se dice seria se puedan mantener una, y dos, y tres… y tropecientas reuniones de trabajo sin que un proyecto avance en lo más mínimo?
¿Cómo puede ser que se convoquen reuniones semanales con 5 ó 6, ó 10 participantes dedicando tiempo para que la conclusión a la que se llegue sea que el proyecto no ha avanzado lo más mínimo? Todo eso sí, bien argumentado, con un lenguaje tan elaborado y rebuscado en la mayoría de los casos que Góngora se quedaría corto, por escrito en un acta de reunión incluso… Pero avances ni uno.
A mi entender, que seguro que es bastante simple, el hecho de que los proyectos no avancen atiende sólo a dos motivos:
- O bien el proyecto no tiene interés para la dirección (o al menos para una parte de la misma), pero la dirección tiene que justificar el trabajo de unos recursos y por ello “los entretiene” trabajando en cualquier cosa, salga o no adelante, tenga o no sentido, y nadie se preocupa por obtener resultados.
- O bien en el proyecto están trabajando uno/varios elementos duchos en la materia del escaqueo, a los cuales nadie ha puesto las pilas, al menos aún.
El primero de los motivos es triste, muy triste; pero se da. Y además al tratarse de un tema que ya está secundado por la dirección, es de los que tiene pocos visos de solucionarse. Tus jefes son plenamente conscientes de que estás perdiendo el tiempo, y están complacidos con ello, asique poco hay que puedas hacer. Dedica tu tiempo a autoformarte o aprovecha la temporada para tu regocijo personal a la espera de tiempos mejores. Es lo que hay.
Pero el segundo de los motivos es, además de triste, cabreante; para mí al menos, porque si algo me cabrea de veras son los que se escaquean; sobre todo cuando además me hacen perder el tiempo. Seguro que algún elemento de estos os habréis cruzado ya por el camino, porque en todas las empresas los tenemos. Vamos a ver, si me miro el ombligo, hasta a mí misma me gusta escaquearme de determinadas tareas que me parecen un petardo. Pero no me refiero a momentos puntuales de vaguería que a todos nos acuden. Me estoy refiriendo a esos auténticos profesionales del escaqueo, que siempre tienen escusas para todo; esos a los que hacer una suma en Excel lo llaman procesar datos en un programa de cálculo avanzado, tarea para la cual ni ellos ni nadie en su área están cualificados. Me refiero a esos con los que hace falta cerrar una reunión con dos semanas d eantelación y reservando una sala para discutir o contestar dos preguntas que se podrían haber resuelto por teléfono. Esos que se escudarán en que a tu documento le faltaba una coma para no contestar, y que además contestaran sólo cuando les interpeles que no han podido realizar su tarea por la coma que faltaba.
Este tipo de elementos me irrita y me saca de mis casillas. Yo creo que en las empresas los contratan a veces para aumentar el nivel de adrenalina del resto, simplemente por los cabreos que te llevas con ellos. Algo creo que puedes hacer con este tipo de elementos, pero en mi simpleza, no se me ocurren más que dos soluciones (no suele valer el “me chivo a tu jefe”):
- Ser pesado, muy pesado, y perseguirles a muerte hasta que se encuentren acorralados y acaben haciendo su trabajo (hay algunos que ni por esas….).
- Según el interés que tengas en que el proyecto salga adelante, habrá veces que merecerá más la pena tratar de hacerlos a un lado y ejecutar tú mismo su tarea, por injusto que parezca.
Ninguna de las dos propuestas son de mi agrado completamente, pero la verdad es que tras reflexionar tampoco he llegado mucho más lejos. ¿Álguien da más? Acepto sugerencias.