Seguro que todos lo hemos vivido alguna vez en el trabajo: darte cuenta de que hay otra persona o personaS haciendo exactamente lo mismo que tú. No me refiero a “lo mismo” en sentido genérico (atender a un cliente, resolver incidencias técnicas…), ni tampoco me refiero a trabajar en el mismo proyecto (yo hago el diseño de un producto y otro piensa en su comercialización). No. Me refiero a lo mismo, mismo, de forma redundante. Dos personas o grupos de personas tratando de resolver en paralelo el mismo problema o de cubrir la misma necesidad de la empresa… pero sin coordinación entre ellos.

A mí me resulta de lo más frustrante. Me invade la sensación de haber estado perdiendo el tiempo, la cual es la peor de las sensaciones cuando, como supongo que nos pasa a la mayoría, tienes mil cosas que hacer dentro y fuera de la oficina. Aparte de que es un evidente despilfarro de tiempo y recursos para la empresa, y de que probablemente el objetivo final del proyecto no se haya cumplido porque hayamos desperdiciado el tiempo en reuniones de coordinación o de alineamiento… ¿qué podemos hacer entonces ante ese tipo de situaciones?

Creo que hay varias causas. Por un lado, imagino que esto de tener a varias personas trabajando exactamente en lo mismo es un mal que afecta sobre todo a las grandes empresas, que en muchas ocasiones están sobredimensionadas y así son capaces de acometer grandes proyectos muy rápidamente porque pueden mover muchos recursos que antes estaban relativamente ociosos a esos grandes proyectos. Y entre gran proyecto y gran proyecto, hay que tener a la gente trabajando en algo, así que desde el punto de vista de la empresa tampoco pasa nada si hay dos grupos haciendo más o menos lo mismo durante periodos “de transición”.

Por otra parte, están esos proyecto estrella, que son estratégicos, que están en boca de todos y a los que los jefes hacen especial seguimiento. Entonces, un personaje que ya ha visitado este blog en alguna ocasón, el trepa, ve la oportunidad de hacerse ver, de destacar y de ganar puntos ante los jefes, así que trata de buscar su cuota de protagonismo, apropiándose del trabajo de otro o metiéndose en tareas que no son suyas. Y te encuentras de repente con que ese personaje ha hablado con tu cliente o ha presentado no sé qué plan de mejora a los jefes sin haberlo consultado antes contigo… probablemente para evitar que le demuestres que esas propuestas son inviables. Pero al final se produce lo de antes: ruido innecesario, mucha gente haciendo lo mismo, mucho tiempo perdido con emails o correos de coordinación o de “vamos a alinearnos” y al final sensación de frustación. Pero en este caso, sí que debemos defender nuestro trabajo y demostrar con datos y hechos objetivos que nuestro desempeño es excelente y que por tanto no hay motivos para otro se ponga a hacer lo que ya estábamos haciendo nosotros.

También influye muchas veces la falta de previsión y de organización. Todos tendemos a ir siempre a ocuparnos del día a día y las empresas toman a veces decisiones que son correctas para salir del paso y para resolver el problema puntual que ha aparecido ese día, pero a la larga son contraproducentes porque acaban creando más confusión y desajustes.

¿Y qué hacer cuando ves que hay otro que está haciendo el mismo trabajo que tú? Se puede reaccionar de muchas formas: hay quien se ofende mucho porque se siente invadido, piensa que de alguna manera le están diciendo “quita, que tú no sabes” y lo ve como una amenaza para la estabilidad de su puesto de trabajo. En el otro extremo, hay también quien no le da la más mínima importancia y sigue como si nada, sin preocuparse y tampoco intenta colaborar o buscar sinergias con el otro grupo. También hay perfiles más optimistas y colaboradores que lo que persiguen es llevar “la gran coalición” al trabajo y unir fuerzas, lo que suele dar lugar a grupos de trabajo enormes y demasiado variopintos…

Personalmente, creo que lo mejor es tratar de, en la medida de las posibilidades de cada uno,  diferenciarse de alguna manera, de buscar un hueco que no esté cubierto por nadie, o de ampliar el alcance del proyecto para llegar un poco más lejos ya que una parte está siendo cubierta por otro lado. Siempre hay algo que nadie más que nosotros puede aportar, y se trata de encontrarlo y de ponero en práctica. O si no, será el momento de atender más a ese otro proyecto que tenemos un poco apartado por falta de tiempo. El que haya redundancia de tareas en  la empresa no suele ser culpa nuestra así sino que tiene causas más estructurales, así que tampoco hay que agobiarse demasiado. De hecho, puede ser la excusa perfecta para hacer cosas nuevas…