Que hay trabajos esencialmente inútiles, innecesarios, y que si no existieran no pasaría nada es una realidad. Especialmente si trabajas en una gran empresa te vendrán a la mente algunos ejemplos sobre los cuales escribe el antropólogo David Graeber en su libro “trabajos de mierda”. Viendo el título, el libro promete.

Según Graeber, un trabajo de mierda es innecesario e incluso perjudicial, de manera que hasta la persona que lo está haciendo es consciente de ello. Pero claro, la persona que ejerce ese trabajo de mierda se ve obligada a fingir que es muy importante y a buscar continuamente justificaciones para demostrarlo.

Ojo que no es lo mismo un trabajo de mierda que un trabajo basura. El primero ya hemos dicho que es un trabajo innecesario mientras que el trabajo basura es aquel mal pagado, que nadie quiere hacer, con malas condiciones, pero que a la vez es útil y aporta valor. Se me ocurre como ejemplo la persona que limpia los baños… no creo que nadie elija ese empleo por vocación, pero es imprescindible limpiar los baños. El que sea desagradable o mal pagado no quiere decir que sea a la vez necesario. Por otro lado, un trabajo innecesario puede estar bien pagado y hasta bien considerado… pero si rascas un poco, es totalmente prescindible.

En el libro se desgranan varios tipos de esos “trabajos de mierda”. Por una parte están los “lacayos”, que son aquellos trabajos que solo existen para aparentar o que otros luzcan. Yo conocí no hace tanto a una secretaria, muy competente por otra parte, que acabó dedicándose durante un tiempo principalmente a responder las llamadas que iban dirigidas al jefe… ¿por qué el jefe no respondía directamente a las llamadas? No había más motivo que transmitir la imagen de que el jefe estaba muy ocupado o de que no hablaba directamente con cualquiera que no pasara un filtro previo de importancia.

Luego están los “fantoches”, que tienen una tarea un poco más elaborada. Son empleos que existen porque otras empresas lo tienen, no porque hagan falta en tu empresa. He trabajado con departamentos de innovación que nunca innovaron en nada, pero claro, cómo no voy a tener un departamento de innovación, si mi competidor sí lo tiene…

El autor habla también de los empleos “cinta adhesiva”, que sirven para resolver problemas que no deberían existir. Ahí no estoy muy de acuerdo porque si se resuelve un problema entonces ya hay una utilidad, pero es verdad que la solución sería actuar de raíz para que no hubiera errores, reforzando otros departamentos, formando a sus componentes, mejorando el control de calidad, etc.

También están los “rellena casillas”, que son los que están para permitir que una empresa diga que está haciendo algo que realmente no está haciendo. Aquí pienso en las comisiones de investigación que los políticos montan para investigar cualquier problema… ¿investigarán algo realmente? ¿Existe voluntad de investigar? Misterio para mí.

Y por último tenemos a los “manda tareas”, que son aquellos que dan a la gente tareas que no son necesarias o que supervisan a personas que no necesitan supervisión. Cuántos mandos intermedios hay de esa calaña, que solo se dedican principalmente a pedir estadísticas o informes de cumplimientos objetivos…

¿Por qué proliferan esos trabajos? Porque en muchas ocasiones no hay ningún incentivo para deshacerse de ellos mientras la importancia de un jefe se mida por la cantidad de gente que tiene a su cargo. Es más, el incentivo es buscar tareas que no son necesarias realmente pero que sirven para hacer parecer más importante al jefe de turno. Y claro, esas tareas necesitan gente que tienen que gestionar ese “trabajo de mierda”.