He aquí una pregunta que seguro que todos nos hemos hecho alguna vez, y que se puede reformular de varias maneras: ¿Es incompatible tu carrera profesional con cuidar y educar a tus hijos? ¿Si aspiras a tener un cargo de responsabilidad en la empresa en la que trabajas debes necesariamente delegar la educación de tus hijos en tu pareja, o incluso en una tercera persona? ¿Hay un momento en el que tienes que renunciar o a los niños o al trabajo porque es imposible atender perfectamente ambas cosas?
Por cierto, igual hay alguien que piensa que estas preguntas son únicamente para mujeres porque los hombres siempre deben optar sin duda por su carrera profesional. En absoluto. Aplican por igual a ambos sexos. Tengo la sensación de que se tiende a pensar que las medidas de conciliación laboral deben dirigirse exclusivamente a las mujeres… ¿por qué? Si alguien piensa así es porque al igual que los protagonistas de la serie de TVE El Ministerio del Tiempo, ha viajado un par de siglos en el pasado y se ha quedado allí.
Pero no es el objetivo de este post entrar en debates de género. Quería reflexionar sobre si de verdad son excluyentes una carrera profesional que podamos llamar exitosa y el cuidado y la educación de los hijos. Para llegar a una conclusión, creo que hay que hilar un poco más fino.
Pienso que por mucha responsabilidad y mucho trabajo que se tenga, se puede educar perfectamente a los hijos. Se trata de pasar con ellos tiempo de calidad. Para transmitir unos valores y una educación vale más un minuto de calidad con tus hijos que una hora en la que simplemente estamos todos viendo al tele en silencio. El trabajar mucho no es excusa.
Otra cosa distinta es pasar tiempo con los niños, vivir su infancia y ser tú el que les cura la herida de la rodilla cuando se caen en el parque. Salvo muy raras excepciones, sí que creo que una persona que tenga un puesto de responsabilidad en una empresa está condenada a perderse gran parte de la infancia de los hijos. Largas jornadas de trabajo, viajes, reuniones a deshoras, etc son el día a día de muchos directivos. Es más, creo que si no muestras bien a las claras que estás dispuesto a priorizar el trabajo frente a irte a casa a tu hora no tienes ninguna posibilidad de optar a puestos de responsabilidad en la mayoría de las empresas.
Así que creo que sí llega un momento en el que hay escoger: O progresar en tu carrera profesional o atender y cuidar de los niños. Debes elegir porque hoy en día, por lo menos en España, son opciones excluyentes. Aquí todavía existe una cultura del presentismo que premia al que pasa mucho tiempo en su silla de la oficina porque parece que así demuestra un mayor compromiso con la empresa. En otros países como Suecia, todo aquel que sigue en su oficina más allá de las 5 de la tarde es mirado con recelo porque está demostrando ineficiencia…
Pero por ahora, es lo que hay aquí en España. No hay ninguna alternativa que sea criticable o elogiable. Cada cual tiene su vida, sus valores y sus circunstancias personales y tan respetable es priorizar el trabajo frente a los hijos como hacer lo contrario. Ni eres un trepa sin escrúpulos si no te importa trabajar 50 horas a la semana ni eres un vago irresponsable si cumples escrupulosamente tu horario para tener tiempo de recoger a los niños al colegio.
Pero entre el blanco y el negro, hay muchos grises. El quid de la cuestión es conseguir que las empresas ayuden a los empleados a encontrar ese gris en el que sentirse cómodos y que les permita desarrollarse como profesionales y a la vez tengan tiempo para disfrutar de los hijos. Medidas para favorecer la conciliación como los horarios flexibles o impulsar el teletrabajo para por ejemplo poder gestionar mejor las larguísimas vacaciones escolares deberían ser una costumbre en todas las empresas, porque en realidad conseguirán que los empleados estén más contentos, más motivados y por tanto, acaben siendo más productivos. Ese empleado que tiene facilidad para teletrabajar en verano seguramente estará más dispuesto a dar un poco más de sí y alargar su jornada cuando en otro momento venga un pico de trabajo puntual.
Yo tengo la suerte de trabajar en una empresa que sí toma medidas para favorecer la conciliación personal y laboral y que me permite encontrar ese punto intermedio entre desarrollo profesional y vida familiar en el que me siento cómodo. Si no pudiera hacerlo así, seguro que cambiaría de empleo.