No hay que ser un lince para darse cuenta de que, en nuestra “nueva normalidad”, ir a trabajar se va a parecer a lo que hacíamos hasta hoy como un huevo a una castaña.

Sabemos que cambiarán el cómo, el dónde y el cuándo. Que lo del teletrabajo (para bien y para mal) no tiene vuelta atrás. Que, cuando volvamos a la oficina o a ver clientes, llevaremos mascarillas. Que nos separarán las mesas y que tendremos que susurrar más alto si queremos enterarnos de lo que se comenta en la máquina del café.

Oficina, horarios o reunión van a tener nuevos significados.

Pero también cambiarán (y mucho) los fondos.

Urge que seamos conscientes de que también cambiarán nuestros porqués. La vida digital se rige por unos valores y un esquema de relaciones diferente, hacia el cual nos dirigimos ahora a marchas forzadas. 

Estos estos años ayudando a empresas a incorporar tecnología he aprendido que, empezar la digitalización con buen pie es dejar en segundo plano las herramientas y comenzar cuestionándose cuales son nuestras actitudes y nuestros prejuicios hoy, para entender quienes somos y hacia dónde necesitamos caminar.

Te propongo hoy reflexión y autoanálisis. Con un test que te ayudará a saber qué pasos deberías dar y a identificar qué capacidades necesitarías adquirir para seguir a flote.

Evalúa 10 aspectos clave en una mentalidad digital

1. Tu tono vital

Lo primero antes de emprender un viaje es comprobar cuánta gasolina, emocional en este caso, tienes. Observa en primer lugar tus actitudes hacia dentro y también hacia fuera y tu capacidad de visualizarte como cada día más fuerte. Revisa con honestidad cuántas veces te quejas al día o cuantos pensamientos que te llegan son de angustia. Y, en el otro extremo, ¿Cuánto entusiasmo pones en tus proyectos?, ¿Cuánta confianza tienes en conseguirlo aun cuando ni siquiera hayas empezado? Tu nivel de tono es importante, porque no se trata de ir por la vida pleno de felicidad y sonrisas forzadas, sino de sacar lo mejor de ti aun manteniendo tu carácter reservado o incluso tu tendencia a ver el vaso medio vacío.

Comenzar con las pilas cargadas es muy importante porque un buen tono suma a un discurso en el que lo negativo debería estar vetado. Si resulta que estás bajo, te propongo estos trucos para recargar tu energía emocional.

2. Tus capacidades

La digitalización nos pide más capacidades en lo técnico, pues trae consigo el manejo de nuevas herramientas, aunque éstas sean cada vez más sencillas de utilizar. Sin embargo, la mayoría de gestores dicen que faltan habilidades blandas en áreas como como comunicación, negociación, atención al cliente y ventas . Así que pregúntate cómo de bueno eres poniendo en valor lo que haces, buscando adeptos y patrocinadores para tu proyectos, o cómo de efectivos son tus emails.

Todas estas capacidades se pueden entrenar, y aprender a hacerlo por tu cuenta es la madre de todas ellas.

3. Tus modelos y tus referentes

Dicen que nunca serás halcón si vives entre palomas. Todos necesitamos referencias de personas que con su ejemplo nos ayuden a caminar hacia aquello que queremos ser, ¿Te has parado a pensar en quiénes son las tuyas? Los profesionales digitales bucean en las redes, donde además de mucho gilipollas, hay auténtico oro en conocimiento. ¿Cuánto tiempo dedicas a la lectura de no ficción? ¿Estás suscrito a algún blog? ¿Tienes tres o cuatro personas con nombres y apellidos a las que observas para que te ayuden con pautas o te marquen el camino?

Pues ya estás tardando. Te recomiendo que uses tus cuentas en redes sociales, especialmente en Linkedin y Twitter para seguir a personas que cuentan cómo enfocan su actividad y qué resultados van obteniendo. Y si no las tienes, no cierres hoy el ordenador sin haberlas abierto.

4. El modelo de valor que ofreces

¿Podrías escribir un par de párrafos contando lo que haces? No me digas lo que eres, el cargo que ocupas o qué características tiene el producto o el servicio que representas sino en qué mejoría mi vida si cuento contigo o porqué hacerlo marcaría grandes diferencias. El acto de pensarlo y de reflejarlo por escrito es un gran avance en el desarrollo de tu nuevo yo digital. Porque una mentalidad digital está 100% orientada a la comunidad y al servicio y se resume en una frase: ¿Tú qué sabes hacer, qué problema resuelves y a quién podrías ayudar?.

Si aquí te quedas mudo o tienes que pensarlo demasiado rato, sin duda necesitas trabajar una nueva propuesta de valor. No dudes que la tienes, todos somos valiosos. Se trata de buscar en qué y para quién. Y eso, también tiene un método detrás.

5. Tus prejuicios

¿Cómo «te llevas» con la tecnología y con todos los cambios que trae aparejados? ¿Cómo de amigo eres de las pantallas o de las redes sociales? ¿Te gusta este modelo que viene o lo sigues viendo un peligro que no comprendes del todos bien? Si la respuesta no es buena, solo puedo decirte una cosa: tu puedes odiar la gravedad, pero a la gravedad eso no le importa. Y ahí seguirá, haciendo caer los objetos…

Puedes gruñir y resistirte o empeñarte en disfrutar de la revolución digital. No podemos elegir lo que nos pasa, pero sí como lo gestionamos. Yo me iría deshaciendo de ellos y trataría de acercarme con ojos renovados. Porque las barreras más altas y las más difíciles de derribar son siempre las mentales.

6. Tu huella digital

¿Conoces el rastro que dejas en la Red ¿Te has buscado en Google? ¿Te gusta lo que dice de ti o crees que no te refleja en absoluto? ¿Crees que al menos refleja ese “rastro consciente” que pretendías dejar? ¿Subes sin mucho pensar comentarios, videos y fotos a Instagram o a Facebook? ¿Crees que las redes cuentas bien quién eres o pareces el monstruo de las paellas? ¿Cómo combina tu imagen profesional y tu vida personal? ¿Qué dice Internet de tu carácter, de tus ideas y de tu sentido común?

Asúmelo. Dejas huella te guste o no, la gestiones o no, así que valora apoyarte en lo online para asegurarte de que transmites eso que quieres transmitir y que mantienes en privado aquello que deseas que permanezca en privado. Gestión de la marca personal, se llama.

7. Tu empatía digital y tu sentido de comunidad.

Dos de cada cinco interacciones en la era digital se producen en medios sociales. Creer que las redes sociales son algo separado de todo lo demás es un error. Y esto es así a todos los niveles: en los grupos de amigos, con la familia y también en la empresa. Así que la pregunta es, ¿Tú crees en el poder de la inteligencia colectiva y en el valor de lo diverso? ¿Valoras igual la idea del jefe que la del becario? ¿Cuánta información compartes, en cuantas ocasiones cuentas con la opinión de los demás, pidiendo comentarios sobre tu trabajo? ¿tienes asumido que tener siempre la razón es un peligro?

Una cosa es segura, puede que solo vayas más rápido, pero juntos llegaréis más lejos. Si aún no lo ves… trabaja las etiquetas mentales que has puesto a tus compañeros o valora en serio el ir cambiando de ambiente.

8. Tu red de contactos.

Si respondes que no tienes, suspendido de pleno. Un estudio de la Universidad de Columbia demuestra que la relación el éxito de tus proyectos y tu creatividad y es cero. Pero que, sin embargo, el que unas personas consigan más cosas que otras está directamente relacionado con sus compañeros de viaje.

No vale lo de que “yo no tengo contactos” porque los contactos aparecen solos cuando te tomas como una actividad profesional más el “deber” de compartir información y contenidos creando escenarios donde todos ganamos. Se llama hacer networking y bien hecho, aporta beneficios completamente inesperados.

9. Tu sensibilidad para escuchar

Demostrar en tu primer encuentro presencial que no sabes nada de tu interlocutor, aun cuando éste tenga presencia activa en las redes, es una “torpeza digital”. La etiqueta profesional ya exige que hagas una mínima investigación de la empresa o de la persona a la que vas a contactar. Preguntar lo que ya han contado online demuestra que no tienes interés de verdad, que estás anclado en el pasado en tu modelo de relación.

Ya sabes, a investigar en las redes. Por cierto, ¿Qué piensas cuando descubres que ese profesional aún no tiene perfil en Linkedin? Analiza tu respuesta, que dirían en el cole 😊

10. Tu Conciencia con la seguridad y uso responsable del dato

Sinceramente, creo que muchas personas aún no han comprendido la importancia y el valor que tienen los datos en la era digital. Lo importante que es proteger la información de ataques maliciosos, lo fundamental de respetar los datos de carácter personal que nos ceden nuestros clientes y la ventaja competitiva que tiene para cualquier negocio, desarrollo de tu marca personal incluido, el análisis y el seguimiento de la información que tu actividad genera. ¿Cómo estás aquí? ¿Eres de los que se queja de que Google te espía pero no pagas un duro por ninguna aplicación? ¿De los que piensa que el mundo da duros a cuatro pesetas o de lo que tiene super claro que cuando algo es gratis el producto eres tú?.

¿Cuidas tus contraseñas aunque sea un rollo? ¿usas herramientas profesionales y pagas las correspondientes licencias o te apañas incluso para usos profesionales con lo que es gratis?

 

Albert Einstein nos dijo: “Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, invertiría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez que supiera la pregunta correcta, podría resolver el problema en cinco minutos.”

Estas no son evidentemente todas las preguntas que podrías hacerte. Preguntarse es un arte.

Pero, en mi experiencia, sin duda te van a ayudar a saber en qué punto estás y qué capacidades necesitas comenzar a trabajar en primer lugar.

Para algunas, encontrarás ya tienes pautas en este blog. Te prometo que iré desarrollando el resto 🙂

¡Buen viaje hacia tu «yo digital»!

@vcnocito