Sí señor@s, a ser feliz se aprende. En los últimos años he llegado al convencimiento de que nada sucede por casualidad. Absolutamente nada. Igual que nunca te vas a recuperar del todo de una operación de cadera si en cuanto puedes no arrancas a caminar cada día un poquito más, nunca vas a sentirte feliz con lo que tienes si no te entrenas para serlo.
Vaya por delante que no soy de las que se conforman. Con todos mis respetos al concepto de resignación tan propio de nuestra cultura, prefiero dejarlo para otros. Pero tampoco suscribo a quienes intentan argumentar que intentar ver el vaso medio lleno es un engañabobos.
Porque, aunque considero que inclinar la balanza que arroja empate hacia el lado más ventajoso, no sólo no es trampa sino rasgo de inteligencia, creo que ser feliz va más allá. Arrimar el ascua a tu sardina es buena cosa, pero la felicidad es una ecuación que requiere acción.
Nadie, absolutamente nadie, es feliz con lo que le cae del cielo. Y si lo es, será sólo un rato. Porque todos acabamos no dando valor a lo que no nos ha costado obtener. Por eso, nunca te va a gustar lo que te traes entre manos si no poner tu empeño en ello.
La casa de tus sueños no existe. La que tiene el salón perfecto, escasea de luz en la cocina. Y de los novios, mejor no hablamos :-). Lo perfecto es declarado enemigo de lo bueno… Sólo cuando asumes que nada de lo que te rodea será ideal, salvo que lo crees a tu imagen y semejanza (y ni aún así) comienzas a darte una oportunidad para disfrutarlo.
Igual que si de un programa de entrenamiento físico se tratara, te recomiendo un plan. Dicen que sólo necesitamos 20 días para crear un hábito. Y que el 3 es un número mágico cuando haces planes.
Date la oportunidad de probar una dieta que con sólo tres ingredientes:
• Descubrir lo que te gusta
Déjame que te proponga un test. Coge papel y lápiz y escribe 3 cosas que te sucedan en horario laboral y que te haga sentir bien. Y no me refiero sólo a tareas. No creo que tu hoja quede en blanco, pero si es así, empieza seleccionando lo que menos te disguste. Oblígate desde el próximo lunes a alargar el tiempo que les dedicas. Focalízate en ella e intenta tirar del hilo, a ver hasta dónde te pueden llevar.
• Proponer tus propios proyectos
Da entrada al egoísmo en tu vida. Dale un poco al coco, levanta la vista de tu ombligo y apúntate voluntari@ a la próxima tarea en vuelo para darle el enfoque que te mole. Sin esperar a que otros le den forma. Yo he descubierto lo que de poderoso tiene intervenir en la definición. Los efectos son tan mágicos que no tardas en sentirte capaz incluso de proponer nuevas tareas.
• Ayudar a los demás
Igual que estar en forma guarda relación directa con el sudor y los kilos, estar feliz tienen que ver con sentirse bien. Y muchas veces son las personas quienes te hacen sentir de un modo o de otro. Saca también tu altruismo a pasear. Mira a tu alrededor y selecciona a un compañero al que puedas ayudar en una tarea en concreto. Ofrécete sin pensar en ello como una sobrecarga, aun cuando te suponga un tiempo extra o una prisa más. Es una inversión en bienestar.
Sólo dos consideraciones más. Deja de lado las valoraciones. Subirse a la báscula corriendo después de un día a dieta arruina cualquier propósito. Sigue tu plan sin mucho pensar y ni te peses ni te permitas examen alguno hasta que haya pasado al menos un mes. No te juzgues y tampoco escuches a quien lo haga. Menos aún intentes valorar si lo que haces ahora cambia o no tu percepción del trabajo.
No esperes que por salir a correr dos tardes, estarás preparado para hacer un Maratón. Igual que el cuerpo, la cabeza se entrena, pero hay que ir poco a poco. No verás los resultados al lunes siguiente. Pero ¿es un mes un plazo muy largo?
Y mientras tanto, acota. Ignora el móvil y deja de mirar el correo cuando salgas de la oficina. Todos podemos hacerlo. Que no pasa nada, que no todo el mundo se lleva el móvil al baño. Deja para mañana a primera hora devolver las llamadas e iniciar las tareas que te piden desde el inbox. Ponte con todos los sentido cuando estés en la oficina, pero corta el rollo cuando atravieses el torno de salida.
Me gustaría pensar que compartir mi experiencia te ayuda a intentarlo. Cuento lo que a mí me funciona…. Y como sigo en proceso, ¿alguna otra idea que compartir?