Hay quien dice que, conseguir tus sueños es cuestión de tenerlo claro, y de trabajar dura y consistentemente día tras día. Hay quien piensa que todo es cuestión de suerte.

Lo cierto es que, nada en la vida es solo una cuestión de estrategia, planificación y sudor. La chispa de suerte, que como decía Picasso, tendrá que pillarte trabajando, es imprescindible.

Por ello tal vez sea buena idea analizar cómo podemos atraerla.

¿Qué es la suerte?

La palabra «suerte» proviene del latín «sortem», que significa «lanzar los dados». En este sentido, se refiere solo a aquello que ocurre de manera fortuita, sin que se pueda controlar o predecir.

Sin embargo, a lo largo de la historia, la suerte se ha entendido como una influencia o un poder sobrenatural que puede determinar el resultado de una situación.

Definir la suerte no es fácil. Mientras unos llevan amuletos o realizan ritos para asegurarla, otros la ven como una cuestión de puro azar que no puede ser ni invocada ni controlada.

Supongo que las dos cosas son ciertas.

La suerte tiene un componente importante de aleatoriedad.

Pero tiene otro de causalidad, de hacer que las cosas pasen, más bien “comprando boletos” para que nos toque la lotería que guardando tréboles de cuatro hojas en la cartera.

Sin quitar valor alguno a los esfuerzos de planificación y preparación, cada vez veo más beneficios en abrir la mente a actitudes alejadas de lo que me han enseñado que son los ejes de un buen rendimiento profesional.

Y resulta que, cuando lo hago, más “suerte” tengo.

Por eso sé que la suerte es una habilidad que se puede construir. Aunque precisa hacer algunos cambios de chip.

Dispersión frente a foco: Más “paseos” con antenas y mente abiertas

A mí me funciona lo de sacar huecos en la agenda para un poco de dispersión. Para dejarme llevar, que no distraer, por el “vuelo de la mosca” dando espacio y tiempo a cosas y a personas que me llaman la atención.

Dicen que lo primero es marcarse objetivos. Yo cada vez lo dudo más. Muchas veces, desviarme un poco de la ruta es lo que más me ayuda.

Ni siquiera eso de buscar tu visión o tu propósito lo veo como un camino cerrado o como un lugar al que llegas. Creo más en convertirlo en un proceso que vivir sin prisa y con vocación de disfrutar.

Porque he visto cómo unos objetivos demasiado rígidos limita mi comprensión de lo que es posible, limitando así “mi suerte” para encontrar lo que busco.

Y también cómo dejarme llevar (un poco) por esas pistas y por esas personas que me voy encontrando en el camino, me ha llevado a lugares inesperados y a conexiones imposibles de imaginar pero que han dado excelentes frutos.

Resulta que, cuando menos busco, más encuentro.

Cuando en lugar de buscar soluciones me permito “perder el tiempo” haciendo nuevas preguntas, o escuchando a otros, aprendo cosas nuevas que me empujan a ver mis objetivos de otra manera. Entonces visualizo nuevas ideas que pueden ayudarme a cumplir mis aspiraciones y que no había siquiera tenido en mente antes.

Desapego frente a necesidad: Ver nuevas oportunidades en cada pérdida o traspiés

Convencida estoy de que tus posibilidades de tener suerte aumentan cuando, ante los cambios incómodos o difíciles, pasas página lo antes posible y te centras en mirar hacia delante y en desarrollar habilidades que son valiosas en cualquier actividad profesional.

Hablo de trabajar tu resiliencia, tu empatía y tu asertividad.

Y también tus habilidades para el desapego.

Lo contrario del desapego es una dependencia emocional excesiva hacia algo o alguien. Una emoción que nos aferra a personas o a situaciones y que, en tiempos de cambios, puede ser una fuente de sufrimiento. Por el contrario, la aceptación de que todo es temporal y cambiante, sin caer en la indiferencia o el desinterés, es equilibrio emocional.

Y el equilibrio emocional atrae la buena suerte porque te permite estar alerta.

Toca aceptar que hay proyectos en los que has trabajado mucho y que no salen, sin llorar un segundo su pérdida. Toca aceptar que hay compañeros que no resultan estar tan comprometidos en un proyecto como lo estabas tú, sin juzgarles y sin lamentar más de lo necesario se bajen del carro. Y toca aceptar a esos clientes que no ven tu capacidad para mejorar su vida, sin dejar por ello de creer en tu valor para hacerlo.

Te invito a practicar el desapego.

Equipo frente a individualidad: Una una red de confianza

Hoy también sé que, parte esa “suerte” que buscamos, se encuentra en los demás.

Por ello, es esencial mostrarles tu valor y tus capacidades. Y hacerlo contando lo que haces y lo que eres. Y también escuchando con humildad lo que otros tienen que decirte y con sexto sentido lo que no se atreverían jamás a plantearte. Sacando tiempo para ayudar, para descubrir historias de otros y para hacerles llegar tu admiración y tu cariño por sus logros.

La proactividad hacia la búsqueda de relaciones con personas positivas y estimulantes debería quedar fuera de toda duda. Somos, sin duda, la suma de las personas que nos rodean.

Tengamos claro que la suerte se presenta casi siempre de manera inesperada. Pero que, mientras llega, no podemos dejar de atraerla, construyendo confianza.

Cumpliendo con todos nuestros compromisos y promesas en tiempo y forma, moviéndonos por aquello en lo que creemos, y aceptando, sin demasiados juicios ni lágrimas, todo lo que nos pasa.

Siendo perseverante y transparente… pero también muy abierto con tus sueños.

¿Vamos a por ellos?

@vcnocito