Es un hecho incontestable que muchos los profesionales están siendo o acabarán siendo reemplazados por una máquina, una aplicación, un robot o un chatbot, un vehículo autónomo o cualquier otro algoritmo de inteligencia artificial.

Sin embargo, esa tendencia no tiene por qué ser tan sombría como muchos especulan. Lo cierto es que, si bien perderemos puestos de trabajo en algunas áreas, los ganaremos en otras.

Y también está bien que los cuatro latas nos liberen de tareas repetitivas que, la verdad es que no nos aportan nada, ¿no?

Justamente hoy, que me he pasado la mañana pasando unos datos que ya metí en una aplicación a otra, me pregunto si tenemos que seguir “perdiendo el tiempo” en labores tan absurdas cómo esta. Y de ahí este post.

Imagino que a quien ha perdido su puesto en la caja de una gran superficie para ser sustituido por una caja de esas de autopago, no le servirá de nada que le diga que tal vez haya salido ganando. Sin embargo, todos los profesionales deberíamos comenzar a asumir que hay tareas que ya no tiene sentido que hagan las personas, porque es mejor y más barato que las hagan las máquinas.

Y porque todos, los jefes los primero, tenemos que empezar a generar dinámicas en las que hagamos un poco menos y pensemos un mucho más.  

Suena duro, pero más duro sería el no darse cuenta de ello.

Estos son los hechos:

  • Muchos trabajos, especialmente aquellos que involucran acciones repetitivas y rutinarias, sucumbirán a la automatización.
  • Los robots son buenos en tareas repetitivas pero pésimos para lidiar con situaciones no estandarizadas.
  • Las máquinas hacen que las habilidades humanas denominadas blandas como el pensamiento ritico, el entusiasmo, el juicio intuitivo o la inspiración sean más importantes.
  • A medida que el contexto se vuelve más complejo e incierto nuestra experiencia, capacidad de resolución de problemas, juicio y creatividad son más importantes que nunca.
  • Los aspectos sociales importan. Algo que hemos podido constatar durante los confinamientos y la cero presencialidad. Y a pesar de que ya tenemos robots sociales aquí, este tema aún les cuesta.
  • Las emociones marcan diferencias. Todos hemos sido testigos de proyectos aparentemente prometedores que terminan en fracaso, sin que la culpa la tengan las herramientas sino más bien las actitudes con las que nos acercamos a ellas y los sentimientos que el hacerlo nos generan.
  • El buen humor y el buen ambiente son claves para el negocio, como ya explicamos en un post anterior. Del sentido del humor de Siri y compañía mejor no hablamos.

La tecnología siempre deja sin sentido alguna ocupación. ¿Quien conoce serenos, copistas, lecheros o repartidores de periódicos?

En lugar de tenerles miedo, yo me empezaría a hacerme preguntas.

Pregúntate si

  • Eres lo suficientemente creativo o de los que piensan que no te pagan por pensar.
  • Extrapolas la experiencia de situaciones pasadas o tropiezas todas la veces en la misma piedra.
  • Te actualizas lo suficiente no solo en términos de conocimiento sino de nuevas formas de trabajar y nuevos valores .
  • Eres de los que hacen o de los que se quejan.
  • Eres suficientemente generoso como para incorporar la ayuda a tus compañeros como parte de tu trabajo.
  • Tienes un talante lo suficientemente entusiasta o arrastras demasiado los pies.
  • Cuánto estás dispuestos a darles entrada en tu trabajo, apoyándote en ellos para incrementar el valor de tu aportación.

Serán tus respuestas el mejor test para saber si corres o no el riesgo de ser expulsado del juego por un cuatrolatas.

Porque estos son los detalles que marcan las diferencias entre nosotros y las máquinas. Y también entre quienes han entendido dónde está el valor del trabajador del siglo XXI y cuáles eran los del siglo XX.

Si te ves en la zona de riesgo, es momento tal vez de empezar a pensar qué puedes hacer para salir de ella. Dejando de lado el argumento fácil de que “es que mi trabajo es así”.

Todos podemos ir reformulando nuestro trabajo añadiéndole más creatividad y entusiasmo. Y con ambos, más propuestas de mejora. Que si bien igual no cambian radicalmente la tarea, sí lo harán en la valoración que tus jefes y compañeros tienen de tu valor.

Y eso siempre es crecer.

Y alejar la competencia del temido robot.

@vcnocito