Aclaro desde el minuto uno: Como vosotros, yo tampoco puedo permitirme el lujo de dejarlo todo para dedicarme a la muy noble tarea del estudio un día a la semana. Es tan solo una manera de hablar.
Que, espero, haya llamado vuestra atención
Porque de eso se trata, de llamar la atención sobre lo urgente y lo importante de dedicar un tiempo establecido, fijo y concreto, a crecer personal y profesionalmente.
Cada tendrá que encontrar el suyo
- Adaptándolo a la naturaleza de su actividad y a la dictadura su agenda. Porque, incluso cuando no tienes tiempo para nada, hay mil huecos para centrar tu foco en algún aspecto nuevo: Mientras esperas el bus, a primera hora cuando estás solo en la oficina, a mitad de la mañana cuando necesitas cambiar de tercio, en la puerta del cole…
- Aunque creas que no da para mucho. Porque 10 minutillos dan para consultar una duda en la wikipedia, para ver ese tutorial que necesitas o para leer un par de artículos. Todo desde el móvil.
- Pero respetándolo a tope manteniéndolo fijo e inamovible pase lo que pase. Porque sin dejamos ese hueco sin ocupar, estamos perdidos.
Nos dicen que ya no importa lo bueno que seas, que solo lo rápido que puedas aprender te hará mantenerte en este tsunami digital. Y yo lo creo a pies juntillas.
A estas alturas de la “nueva era” ya tengo suficientemente claro
- Que no puedo esperar a ese curso que nunca llega y que, cuando lo hace, trae como efecto colateral una bandeja de entrada a rebosar de mensajes sin responder.
- Que me toca tirar del carro de mi propio aprendizaje, marcando prioridades y objetivos de mejora, desarrollando un espíritu de sabueso que nunca se cansa de buscar.
- Que no solo tengo que estudiar sobre herramientas y metodologías sino que tengo que incorporar nuevas habilidades a mi “catálogo de servicios” si quiero seguir contando en el mundo digital. Y que esto también se estudia.
- Y que tengo que obligarme a sacar tiempo para hacerlo. Porque si no, el día a día me come. Y porque, no nos engañemos, tendemos si nos dejamos a hacer más de lo mismo que a probar cosas nuevas.
Los ingenieros bien sabemos que la corriente siempre elige el camino de mínima resistencia 🙂
Así que los pasos están más que claros
Pasar del deseo al propósito
Puede que el deseo de implementar mejoras para seguir avanzando siempre flote en el ambiente, pero es importante asumir que las ganas de verdad, esas que te levantan de la silla y te dicen “venga, vamos” no siempre están ahí.
Mi receta es dejar aparcados los grandes retos y ponerme tareas concretas. Medibles a ser posible: ¿qué pequeñas cosas podrían mejorar tu actividad actual? ¿qué hacen quienes consideras mejores y que tú no haces? ¿qué actividad has identificado como antediluviana y sabes que tienes que remodelar con nuevas herramientas?
Romper el circulo de lo urgente y establecer huecos inamovibles
Puede que ese “en cuanto tenga tiempo empiezo” sea una de las frases que más daño haya hecho a la humanidad. Porque la experiencia te dice que, si no eres capaz de marcarte una fecha concreta y cumplirla, nunca sacarás ese tiempo que crees que necesitas.
Mi receta: dedica un pequeño hueco semanal fijo al crecimiento. Si no puedes sentarte libro o pc en mano, empieza por esos 15 minutos al día dedicados a leer artículos desde el móvil, a resolver dudas en Google o en Youtube o a este microcurso gratuito al que te has apuntado. Muchos pocos hacen un mucho. La cosa irá creciendo 😊
Poner en práctica lo aprendido cuanto antes
Dicen que nos queda el 20% de lo que leemos. Hay que inspirarse, sin duda. Hay que “coger teoría”, por supuesto, pero también hay que liarse la manta a la cabeza y hacer. Porque se aprende de lo que se hace mal. Y en el plano teórico, nunca hay errores.
Mi receta: Elige una actividad concreta y aplica una mejora aprendida. En tu próxima presentación, la siguiente vez que manejes ese Excel, en tu siguiente especificación de requisitos, en la visita de ventas que harás mañana. Da igual, tú aplica la mejora y siente la experiencia. Sin valorar aún el resultado. Mola.
El reto hoy es creer que es posible sacar tiempo para formarte.
Y ponerle foco buscando oportunidades a la medida de cada uno.
Porque hacerlo tal vez sea la única forma de dar la talla en esa nueva habilidad profesional, relacionada con la capacidad de aprender de todo y de todos, que las empresas han visto de forma clara y que comienza a valorar por encima de otras.
Learnability la han llamado.
Suben puntos quienes se apuntan a tirar del carro de su propia formación.