Da igual si eres jefe de equipo o aún estás de becario, en la empresa sólo tienes una manera de mejorar: convertirte en un sabueso. Un sabueso inquieto y siempre atento. Un sabueso que, aún sin acabar aún de roer su hueso, esté siempre buscando otro más grande y mejor.

Sólo los espíritus buscadores se sienten incómodos con la mediocridad.

Porque cuando están buscando, están tan concentrados y tan entretenidos, tan «poseídos» por la excitación de la búsqueda, que se olvidan por completo de ese miedo a perder tu status quo que a veces conllevan los cambios.

Y sólo entonces, crecen.

Así es que a todo el que quiera mejorar en su trabajo, solo puedo recomendarle una cosa.

Que busque sin parar

Que busque la excelencia, comprometiéndose a tope con todo lo que haga.

Que busque a su verdadero yo, buceando en su carácter. Aceptándose como es, dejando de machacarse por lo que no es y apalancando su labor en sus fortalezas. Sacando a flote lo que uno sabe que lleva dentro y pasando de lo  que otros piensan que es.

Que busque esas habilidades que, igual no reconoce, pero que los demás saben que le hacen único. Y que tal vez no esté valorando como debiera, confundiendo la hulmidad con la falsa modestia. Que escuche lo que opinan los demás, como medio para encontrar dónde podrá brillar aportando eso que tan bien sabe hacer.

Que busque la honestidad. Que huya de impresiones falsas y de cualquier intento de distorsionar los hechos. Que busque coraje para hablar con franqueza, sin rehuir confesiones ni disculpas. Que busque miradas limpias y manos tendidas con franqueza. 

Que busque en su interior aquello que nunca cambia. Lo que le mantiene firme e inmutable cuando todo está cambiando, incluidas las personas que le rodean. Que module cualquier cambio sin perder su esencia. 

Que busque el desafío, la valentía de hacer una diferencia o de significarse cuando sea importante hacerlo. Que no se cae quien no se levanta. Que los errores, aunque duelan, enseñan. 

Que busque crear círculos de confianza construidos a base de palabras… y de acciones. Que hay personas especiales que son excelentes compañeros de viaje. Que las busque y que tienda lazos y puentes con ellas. 

Que busque un propósito, una misión, tratando de inspirar a quienes comparten contigo el viaje. Que no siempre el destino ha de estar claro pero sí los objetivos que nos ponemos al emprender cada camino. 

Que busque compartir lo que sabe, dando valor a sus conocimientos y a su experiencia al ayudar a otros. Sirviendo, mentorizando, liderando aunque no te lo paguen.

Que busque el modo de superar a su omnipresente ego, escuchando y dejando lugar para los demás. Que busque más silencios. 

Que busque algo que les venga grande. Porque ser parte de algo más grande es crecer. Y porque un poco de miedo nunca viene mal. 

Que busque lo que sea, pero que no deje de buscar…

Si sólo puedes desarrollar una cualidad que te ayude a mejorar, sé un sabueso en cuerpo y alma.

Vaya, hoy sí que me puse poética…

@vcnocito