Que la forma de buscar empleo ha cambiado es un hecho. Recuerdo cuando allá por el final del siglo XX metía en un sobre mi CV (que era de los buenos porque tenía impresa mi foto, lo que no era tan sencillo de conseguir), le pegaba un sello y lo introducía en un buzón… así muchas veces, porque había que enviarlo a muchas empresas. Recuerdo también mis dudas y desconfianzas la primera vez que vi una empresa que te permitía dejar tu CV en su web, totalmente online. No me fié de que les fuera a llegar, así que preferí enviarlo por correo ordinario.

Y obviamente, la forma en la que las empresas buscan candidatos para un puesto de trabajo también ha cambiado. Se habla de la web social como el nuevo currículum, mientras que el CV tradicional se ha convertido en una herramienta que poco a poco se está quedando anticuada y que los empleadores utilizan más que nada como complemento a la información que obtienen de cada uno de nosotros en internet.

Como muestra, un botón: Hace un tiempo estuve en un evento al que acudieron algunos Head Hunters, del que saqué tres titulares principales:

  • El que no está en LinkedIn no existe
  • Todas las grandes firmas de Head hunters tienen un equipo dedicado a rastrear la “lo que dice la red” de un candidato, para lo cual miran LinkedIn, Facebook, Twitter, blogs, etc. Hacen un informe con lo que encuentran que comparten con quien va a entrevistar al candidato
  • Como anécdota, uno contó que un proceso de selección para un cargo de director financiero preguntó al candidato que a quien seguía en Twitter, y cuando éste respondió que ni tan siquiera tenía Twitter, lo eliminaron del proceso.

Es decir, para muchas empresas, un buen candidato no es solamente el que se ofrece en los portales de búsqueda de empleo habituales, sino sobre todo el que tiene habilidades y experiencias notorias y fáciles de localizar a través de internet. Es decir, que cada vez en mayor medida lo que vale de ti cuando estás buscando un empleo no es lo que pones en tu CV sino lo que la web permite ver. Es cierto que las empresas rastrean más tu perfil de internet si vas a desempeñar un trabajo más técnico o de gestión que si van a contratar a alguien que lave coches, pero aun en este caso, siempre les va a interesar conocer aunque sea por encima qué imagen de ti mismo proyectas en la red.

Parece una injusticia que no te contraten porque encuentren en Facebook esa foto tuya bailando en calzoncillos sobre el altavoz de una discoteca, cuando es una foto de hace 20 años y ahora eres un profesional responsable e intachable. Pero es que creo que nadie va a dejar de contratarte por eso, ni por demostrar en las redes sociales lo muy madridista o muy colchonero que eres (y si alguien no te contrata por eso, te está haciendo un favor porque es mejor no ir a esa empresa). Lo que sí hay que hacer es usar las redes sociales con inteligencia, porque al final en las redes se ve lo que tú quieres que se vea y quien tú quieras que lo vea. Si tu foto de perfil en LinkedIn es una foto en bikini, pues debes ser consciente de que estás proyectando una imagen como poco, particular. Si en Twitter te deshaces en insultos hacia un determinado político, no te van a dejar de contratar por ser de derechas o de izquierdas, sino por intolerante. Si quieres hacerlo, tú mismo, pero al menos elige con cuidado quien verá lo que publicas.

¿Y si no estás en las redes sociales? Pues quien te esté buscando pensará que eres un bicho raro, lo que creo que no es especialmente bueno. La web es un escaparate para tus conocimientos, tus contactos y tu influencia al que acuden las empresas para contratar talento, nos guste o no. Es el nuevo entorno y el nuevo mercado de trabajo: lo que no está en la red, no existe. Es así de importante.