Es de lo más común. Todos hemos tenido alguna vez un compañero de trabajo con el que no congeniamos, con el que no nos llevamos bien por más que lo intentemos. No me refiero al jefe, que dado que es quien toma decisiones que nos afectan directamente a nuestro trabajo está por norma en el punto de mira de nuestras críticas, ni tampoco a la persona del departamento de enfrente que por definición de dicho departamento está continuamente en conflicto con nosotros (los de marketing dicen que los de ventas no saben vender y los de ventas dicen que vaya porquería de productos que han hecho los de marketing). Me estoy refiriendo a un compañero de bando, a uno de los nuestros, al que sin embargo no tragamos por más que lo intentemos.
Todo el mundo somos muy majos durante una comida relajada en un ambiente agradable. Y mientras tú hagas tu trabajo y no te metas en el mío somos excelentes compañeros que nos ayudamos con nuestras pequeñas cositas del día a día, en plan “Oye, tú que controlas de Excel, ¿Cómo se hacía tal fórmula?”. Pero a una persona se la conoce de verdad en los momentos de cierta tensión y exigencia. No hace falta que sean grandes acontecimientos que nos lleven al límite, bastan pequeños conflictos para que salga el verdadero yo de cada uno: quien se apropia un trabajo que hemos hecho entre varios cuando está cerca la evaluación anual, quien escurre el bulto cuando algo ha salido mal… cosas así.
Siempre hay gente que por naturaleza es más conflictiva que otros. Los compañeros conflictivos suelen ser vagos, esconden información, provocan conflictos porque nunca ceden en sus pretensiones y en muchas ocasiones incluso presumen de su incompetencia. ¿Cómo lidiar con ellos entonces? Enumero a continuación algunas cosas que pueden funcionar:
Aceptarlos: Es así, te ha tocado trabajar con un compañero “rarito”. Todo lo demás está bien, pero el que se sienta a tu lado en la oficina no es de tu agrado. Pues nada, asumirlo, ponerse un poco por encima de la situación y no entrar el trapo continuamente. Sabes lo que hay y sabes lo que va a haber, así que podrás ver por dónde va a venir un problema y por tanto puedes tratar de evitarlo o al menos mitigarlo
Empatía: Quizá esa persona conflictiva tiene sus motivos para ser así. Está atravesando alguna situación personal o profesional difícil, está sometido a más presión de lo que inicialmente parece… intentar empatizar un poco con él seguro que ayuda a mejorar la relación
Busca algo positivo en tu compañero. Algo habrá seguro, nadie es tan terrible… tendrá una destreza especial, compartiréis alguna afición o intereses comunes. Seguro que hay algún sitio por dónde empezar a congeniar un poco por lo menos
No enfadarse: Tengo comprobado que la mejor manera de desmontar un conflicto es mantener una actitud tranquila, no responder al enfado con otro enfado mayor. Es difícil, pero este tipo de personas conflictivas / agresivas se desarman cuando el otro no es como ellos, es como que no se lo esperan.
Evitarlos: Y cuando nada funciona, cuando llegas a la conclusión de que lo que no puede ser no puede ser y además en imposible, lo mejor es tratar de evitar en lo posible a ese compañero conflictivo. Mejor eso que no estar a la gresca continuamente.
Siempre va a haber gente difícil y conflictiva a nuestro alrededor en la oficina. No vamos a poder cambiarlos, pero al menos tratemos de llevarlo lo mejor posible, ¿no?