Parece un chiste, pero en realidad, si buscas un poco por internet, encuentras varios estudios aparentemente serios que lo constatan: la gente guapa tiene de media mejores sueldos que los que son menos guapos. En concreto, un 12% mejor sueldo, según por ejemplo la universidad de California. Es lo que los psicólogos llaman el “Beauty Premium”. La investigación la hicieron con tres grupos de personas, divididos según los cánones más estándar de belleza. Tras analizar sus comportamientos, descubrieron que el grupo de la gente atractiva conseguía más dinero que los medianamente atractivos, y estos a su vez más dinero que los más feos.

En otro estudio se enviaron 10.000 curriculums cambiando solo el nombre, la dirección y la foto para analizar qué perfiles recibían una llamada. Mientras la tasa media de llamadas fue del 30% en todos los CVs, las mujeres atractivas fueron invitadas a una entrevista el 54% de las veces, mientras que los hombres atractivos les llamaron en un 47% de las ocasiones. Entonces, si es más fácil que la gente guapa sea contratada, es lógico que también ganen de media más dinero.

Hay mucho de relativo en lo de ser guapo o no, pero es verdad que hay un cierto consenso en lo de tener “buena presencia” y por más que sea un poco políticamente incorrecto decirlo, sí me parece que hay algo de cierto en que apetece más trabajar con alguien con buena presencia que con una persona descuidada o desaseada. La apariencia tiene un cierto efecto halo, ya que tendemos a atribuir a alguien atractivo una serie de cualidades que nada tiene que ver con el aspecto y por eso la gente atractiva suele recibir un mejor trato de los compañeros. Luego puede ser que tras hablar cinco minutos con alguien guapo tu percepción inicial cambie por completo, pero eso de que la primera impresión es la que cuenta es también muy cierto. Así que no es casualidad que haya determinados lugares de trabajo que parecen la pasarela Cibeles. Hay también un cierto efecto imitador, por lo que si alguien del equipo comienza a ir al trabajo especialmente bien arreglado, poco a poco el resto del equipo empieza a cuidar más el aspecto.

Nos gusta pensar que la gente sale adelante en el trabajo gracias a una combinación de esfuerzo y talento, pero se ha demostrado que una parte del éxito es bastante superficial. Más allá de lo frívolo del tema, creo que la conclusión importante es que dedicar algo de tiempo a cuidar nuestra presencia física cuando vamos a la oficina denota que nos tomamos en serio el trabajo y que es lo suficientemente importante para nosotros como para hacer un esfuerzo en tener una buena imagen. Hace un tiempo hablábamos en este blog de la importancia de la elegancia en el trabajo y una parte de esa elegancia está relacionada con nuestra apariencia.

Entonces, ¿está todo perdido para nosotros los “simpáticos”? Tampoco es eso ni mucho menos. Las empresas buscan todo tipo de “soft skills” entre las que no está la belleza, así que deja que tu personalidad y tu formación hable por ti en la oficina… pero si vas un poco arreglado, mejor que mejor.