Dicen que uno de los factores que más asegura el éxito de tus proyectos es la calidad de tus contactos. Pero generar relaciones de valor en el contexto profesional no fácil, especialmente si tu actividad es demasiado específica o si la naturaleza de tus tareas te mantiene “encerrado” en un círculo demasiado pequeño.
La buena noticia: puedes ampliar tu red de contactos online usando herramientas como LinkedIn.
Es entonces cuando “toca” lanzarse a las redes profesionales a hacer eso que llaman networking. LinkedIn lo pone muy fácil para establecer el primer contacto: Apenas es cuestión de dar click en el botón CONTACT.
Y punto.
O no.
Déjame que te diga, que quienes ven este punto como el final, están en un gran error. Porque el reto no está en hacer el contacto, sino en crear conexión.
Lo que cuesta no es establecer la relación, sino cultivarla.
El reto es pues ser capaz de regarla y abonarla para hacer, que de esta semilla que tan fácil te fue conseguir, crezca un árbol fuerte y sano que dé frutos a ambos.
¿Cómo “cultivamos” nuestras relaciones para hacer un networking efectivo?
Algunas actitudes son imprescindibles
- Interesarse de verdad por el otro, buceando más allá de sus cargos para leer sus publicaciones y entender qué piensa, qué aprende y a qué retos se enfrenta en su actividad.
- Reaccionar y/o difundir las publicaciones que el otro cuelga en su perfil, sabiendo que cuanto más te impliques, más valor le aportas porque él o ella saben que contribuyes a aumentar su notoriedad. Y todos publicamos para hacer llegar nuevas ideas a los demás
- Agradecer sus aportaciones en la red, dando explícitamente las gracias o mejor aún, comentando en sus aportaciones.
- Preguntando. El pensar en qué preguntar en lugar de en qué decir es una de las herramientas más poderosas para sentirte más cómodo entablando conversaciones con desconocidos. Hacer preguntas en todo un arte para demostrar sutilmente confianza y curiosidad, ingredientes ambos imprescindibles a la hora de construir relaciones más auténticas. Y, además, te quitan cierta presión sobre los miedos y ansiedades que puedas tener al dirigirte a quien aún no conoces bien.
¿Cómo ayudan las buenas preguntas a construir relaciones de valor?
Somos seres relacionales. Tenemos una necesidad innata de conectar y una cierta tendencia a vincular nuestra propia autoestima con el número de personas que nos aceptan en su círculo. Algunos incluso tenemos tanta necesidad de aprobación que damos una importancia estresante a la impresión que podamos estar causando… ¡en perfectos desconocidos!
Por ello, a muchos profesionales les genera ansiedad ese “crear relaciones públicamente” que es lo que hacemos al participar activamente en LinkedIn. El miedo a decir algo que pueda molestar o no gustar, y que además queda ahí para siempre, puede resultar realmente intimidante.
Tanto, que optes por estar, pero sin hablar.
Por ello, preguntar en lugar de opinar o afirmar es una buena táctica que estamos poco habituados a utilizar. ¿No es más fácil preparar algo que preguntarle a un desconocido que algo que decirle sin conocerle apenas?
Fíjate qué fácil y exento de riesgos resulta trasladar cuestiones como:
- ¿Qué te ha hecho llegar a estas conclusiones que nos compartes en tu post?
- ¿Qué aprendiste en esa situación que relatas y qué consejo podrías darme?
- ¿Qué ha sido lo más duro (o lo más gratificante) de este nuevo logro?
- ¿A qué retos te enfrentas con ese nuevo puesto?
Lo peor que puede pasar, que te ignore sin contestarte. Sin más juicios ni riesgos para ti. Y con toda la pérdida para él o ella.
No podemos predecir a quién gustaremos. Pero sí podemos controlar nuestra ansiedad por si no lo hacemos. No dejar que nos impida desarrollar esa red profesional que nos permitirá estar al día, recabar ideas y mejorar nuestra propia propuesta de valor.
Hacer más preguntas es una buena forma de crecer, entrenando tu soltura para construir conversaciones más profundas con perfectos desconocidos. A quienes, no te olvides, siempre place que otro pida opinión o consejo. A todos nos gusta tener oportunidades para hablar de nuestro libro.
Es un mito pensar que solo puedes tener relaciones cálidas e intensas con quienes conoces y tienes oportunidad de relacionarte en persona. Todos los estudios demuestran que, las personas se sienten contentas y conectadas si mantienen relaciones relativamente profundas con personas que acababan de conocer.
Y la profundidad siempre la dan las preguntas.
Abónate a preguntar.
¿Qué problemas ayudas a resolver? ¿Qué aspectos de tu trabajo disfrutas más y por qué? ¿Qué es lo que más te cuesta? ¿Qué te da más significado, y satisfacción? ¿Qué aspectos te energizan y emocionan? ¿Qué roles y posiciones te han llevado adónde estás hoy? ¿Cuáles fueron críticas en tu viaje? ¿Qué proyectos han dado forma a tu trayectoria? ¿Cuál fue tu favorito y por qué? ¿Qué es lo siguiente que quieres tachar de tu lista de deseos profesionales? ¿Qué es lo más atrevido que has hecho y qué te empujó a hacerlo? ¿Hay algún tipo de apoyo que pueda prestarte?…
Anota corriendo todas esas que se te acaban de ocurrir a ti.
No dejes que el miedo al rechazo te impida crecer ampliando tu red. Entra demostrando humildad y mentalidad curiosa.
Hazlo, haciendo preguntas.
Recuerda que, cuanto más profunda es la pregunta que haces, más profunda es la conexión que creas.