Rara vez hablamos de lo que sentimos, y menos en el trabajo. La realidad es que lo fiamos casi todo a gestos y a miradas, a actitudes o posturas.
Y cuando en remoto, todo eso pasa desapercibido, es sin duda muy difícil saber qué sentimientos hay detrás de un email.
Del mismo modo que cuando eres tú quien lo escribe, no sabes bien cómo decir eso que quieres decir, pero asegurando al tiempo que el otro pilla el tono con el que has pretendido acompañar tus palabras.
Las emociones hacen o deshacen proyectos
Ya comentamos en ¡Son las emociones, estúpido!, como la gestión de lo que la gente siente (y no te dice) es básica para el éxito de cualquier proyecto.
Así que saber transmitir las tuyas y leer las ajenas es muy importante.
Que cada uno lo tiene que hacer a su estilo, está claro. Hay personas más formales y otras con un registro más casual. Lo que para unos es conectar, a otros les resulta “ruidoso” o pelín folklórico.
Pero, cada uno a su manera, es importante que todos entendamos que, si cuando estás contento usas un tono más exclamativo y te brillan los ojos, o cuando estás enfadado no hace falta que digas nada porque se te nota en la cara, en ausencia de esas pistas no verbales, no queda otra que incorporar nuevos elementos digitales que informen sobre la emoción que acompaña a nuestra comunicación online.
Nuestro lenguaje profesional se ha hecho más informal. Y bienvenido sea el cambio.
Vamos a aprovecharlo.
Qué elementos nos permiten transmitir emoción en el medio digital
Al principio sólo contábamos con los signos de puntuación.
Hoy, los emojis han venido para salvarnos. Dicen que enviamos 6 billones de emojis por día, unos 100 de media por barba. Tanto los usamos, que algunos ya los consideran un nuevo lenguaje.
También los GIFs y los memes, pero de esos hablamos otro día.
Vamos hoy con ese cómo puede ayudarte los emojis en tu comunicación digital. Y es que realmente son más útiles de lo creemos, pues nos ayudan a:
- Obtener una visión más completa de cómo se siente la gente, tú mismo incluido. Y empezar a mostrarlo tu usándolos es una buena forma de animar a los otros a “abrirse” a expresar sus emociones por esa vía. A veces, suelo pedir a mis alumnos o los asistentes a una videoreunión que me digan cómo ven el tema que se esté tratando, poniendo un emoji en el chat, y la verdad es que es casi como mirar sus caras. Y estoy seguro de que a ellos el tener que hacerlo les proporciona no sólo una excusa para analizar sus emociones sino más soltura para comenzar a usarlos. Y por cierto, tú no eres diferente, y por tanto, ese proceso de “pararse a pensar que cara pongo” ergo, que emoji uso, te ayuda a ti del mismo modo.
- Acertar con el tono que quieres marcar y con la expresión de tus emociones. Yo los uso cuando no estoy segura de si mi frase queda demasiado seca o cortante, cuando temo que mi intención pueda ser malinterpretada o cuando quiero mostrar disgusto o enfado usando palabras absolutamente neutras e impecables. También cuando siento que algo se pudiera estar torciendo o cuando lo veo a falta de un “impulso emocional” que anime al otro a mantener su compromiso. Apoyarte adecuadamente en los emojis minimiza las posibilidades de ofender. Y no hacerlo es importante porque la cultura y el ambiente de trabajo afectan para bien y para mal. Recuerda que las emociones son tremendamente contagiosas.
Cómo utilizar emojis sin ser malinterpretados
Usar emojis y memes puede ser una forma fácil y divertida de conectar con clientes, jefes y colaboradores a los que no ves.
Y aunque cada vez son más habituales, incluso en los contextos más formales y desde los roles más elevados en la pirámide jerárquica, reconozcamos que, su no está exento de riesgos. Hay barreras intergeneracionales y culturales que nos pueden hacer tropezar, porque para lo que unos es un gesto amistoso, para otros puede ser un ofensa.
Aún así, me parece buena idea repensar el uso que hacemos (y sobre todo el que no hacemos) de los emojis, porque sin duda, la mayoría de las veces, ayudan mucho. A pesar de los riesgos, algunas cosas que nunca fallan:
- Eliminar esa falsa creencia de que son muy informales o de gente muy junior o sin responsabilidad. Claro que en cada ambiente se usan de una forma, pero nadie tiene problemas con una carita sonriente.
- No enviar emojis con los que tú no te sientas cómodo o que no tengas del todo claro qué podrían significar para el otro.
- Comenzar con emojis simples y positivos como las caritas sonrientes o los que expresan gratitud o conformidad.
- Abstenerse del sarcasmo. Los emojis no entienden de dobles sentidos.
- Recordar que su significado depende de la cultura, la relación e incluso del género de tu interlocutor. Recibo noticias de que, aunque en occidente los signos de pulgares son bien aceptados, en algunos países son considerados vulgares u ofensivos.
Y por último, un par de trucos para disponer de emojis también cuando usas el teclado de tu ordenador. Puedes hacerlo:
- Instalando WhatsApp en tu ordenador, te permitirá cortarlos y pegarlos desde allí.
- si estás usando Windows10, puedes desplegar el menú de emojis pulsando simultáneamente sobre la tecla de Windows y el punto.
- A malas, siempre puedes usar esos que yo llamo “emojis vintage” y que se construyen combinando paréntesis y signos de puntuación. Y sabes :-), :=O, :-(, ;-P…
Aquí y en la China, sonreír y aplaudir más sin duda, igual que en el cara a cara, ayudan muchísimo a avanzar. Olvida eso de que no son para jefes o que no son adecuados con un cliente.
¿A quién le molesta una carita sonriente o un emoji de aplauso que reconozca su logro? ¿o incluso una más triste que empatice con el mal momento del otro?
Pues eso.
Comienza a tener “gestos digitales” que reemplacen a las inflexiones de tu voz, a tus gestos y miradas. Ayudarás a todos a conocerte mejor.
PD: Te invito a conocer más sobre cómo colaborar y conectar cuando las pantallas te separan aquí.