He leído recientemente un artículo acerca de cómo está disminuyendo el consumo de papel en todo el mundo desde el inicio de la pandemia hasta el punto de que varias compañías papeleras están cerrando fábricas para adaptarse a un mercado donde la mayoría de las empresas ya no demandan millones y millones de folios desde que los empleados trabajan desde casa. No deja de ser una constatación más de cómo la pandemia ha cambiado la forma de trabajar en las empresas, llevando a que la gran mayoría de las tareas administrativas se pasen a realizar en formato electrónico. El consumo de papel es de hecho una de las variables que demuestran el grado de avance de la transformación digital en las compañías así que ya sabes, si en tu trabajo estás manejando actualmente mucho papel, vete despidiéndote de él.
Todos pensábamos al principio de la pandemia que esto de teletrabajar sería algo transitorio que duraría poco tiempo y ahora vemos que hasta las empresas fabricantes de papel tienen que cerrar sus fábricas. Ya nadie duda de que la forma de trabajar ha cambiado para siempre y que el teletrabajo ha venido para quedarse. La idea de dedicar tiempo a trabajar en lugar de estar en un atasco o buscando el mejor sitio para comer o tomar un café es realmente atractiva. A mi juicio, el beneficio fundamental de trabajar en remoto es poder elegir en qué momento haces las pausas que necesites para compaginar tu vida con el trabajo o simplemente para tomarte un descanso.
Y a estas alturas ya hemos aprendido a trabajar en remoto, porque a teletrabajar también se aprende. Quien más quien menos se ha comprado una silla más cómoda, unos mejores cascos y se ha establecido un horario más o menos fijo. También hemos cogido el tranquillo a las reuniones por videoconferencia y ya somos capaces de no hablar todos a la vez o de aprovechar los primeros cinco minutos de cada reunión para romper el hielo con algún comentario informal alejado del propio contenido de la reunión. Todo esto significa que cada día somos más productivos teletrabajando.
Las empresas que no entiendan esto acabarán perdiendo el talento de sus empleados porque el poder teletrabajar será un elemento fundamental en la elección de en qué empresa trabajar para los empleados con talento. El futuro del trabajo está en la flexibilidad, eso está claro
No obstante, cuando se habla de teletrabajo se hace muchas veces desde la perspectiva de empleados con alto nivel de formación, vocacionales, apasionados por su trabajo y prácticamente autónomos. Ese es el talento que realmente valorará el poder teletrabajar. Sin embargo, ese perfil no es generalizable. Hay otro perfil de “oficinista” cuyo trabajo es monótono y repetitivo y probablemente no les llena completamente, que no tienen demasiada formación y que necesitan de una supervisión muy cercana para poder realizar su trabajo. Son pocos los miembros de ese grupo que tienen la suficiente capacidad y motivación para organizarse de la manera adecuada para poder trabajar en remoto.
Así que tampoco es demasiado sorprendente que algunas empresas vean el teletrabajo con recelo. Es cierto que esa masa de “oficinistas” está en vías de extinción, sustituida por internet y las tecnologías basadas en ella. Pero ese proceso, aunque acelerado por la pandemia, no es repentino y las empresas se ven obligadas a presentar resultados aceptables cada año. La conclusión es que el talento va a preferir tener flexibilidad en su trabajo para poder ir a la oficina solo cuando realmente obtenga un beneficio de ello y no por obligación, y entendiendo que haya empresas que prefieran que de momento sus empleados acudan presencialmente a la oficina, la transformación digital provocará que a medio plazo, sea inútil tener que desplazarse obligatoriamente a diario a un lugar fijo para trabajar. Y si no lo crees, que se lo pregunten a las empresas fabricantes de papel…