Una vez me pidió mi hija que fuera a su clase a explicar en qué consistía mi profesión, como ya habían hecho otros papás y mamás que eran profesores, doctores o policías. Accedí y me puse enfrente de una clase de veintitantos niños de primero de primaria a contarles en qué consiste trabajar en un departamento de marketing. A pocos retos más difíciles me he enfrentado en los últimos años.
En realidad, yo resumiría mi trabajo diciendo que “resuelvo problemas”, o esa impresión tengo al menos. Surge un cliente que tiene alguna dificultad, o un producto que no ha funcionado bien, o un presupuesto que hay que ajustar para que salgan las cuentas y ahí entro yo, siempre para resolver una carencia o un problema. Y no creo que yo sea un bicho raro sino que seguro que es una impresión compartida entre los lectores de este blog porque las empresas buscan gente con habilidades concretas para trabajar en proyectos particulares que resuelvan carencias o problemas.
La tendencia es que las empresas cada vez más busquen talento para resolver situaciones específicas. De hecho, se pasará de trabajar “en” a trabajar “para”. Trabajar “en” da una sensación de continuidad y estabilidad cada vez más difícil de ver. Sin embargo, el trabajar “para” implica el ser capaz de trabajar en distintos proyectos con distintos interlocutores adaptándose a cada nueva necesidad. Es decir, las organizaciones deben hacer acopio de talento profesional y adquirir un pool de capacidades que puedan poner a disposición del proyecto que lo requiera en cada momento
Además, quizá el único efecto positivo que ha traído a nuestras vidas el COVID19 es que se ha demostrado que es posible trabajar sin tener que ir a la oficina todos los días a la vez que se mantiene la productividad. Esto favorece el trabajo por proyectos, formando equipos pequeños y ágiles sin apenas jerarquía que son más útiles para resolver desafíos complejos como ha sido el tener que trabajar desde casa obligatoriamente.
Así que ya no te contratarán porque eres muy bueno haciendo algo que repetirás durante toda tu vida laboral, sino que te contratarán porque eres bueno resolviendo problemas. Y te contratarán más fácilmente cuanto más variados sean los problemas que puedes resolver. Se irá imponiendo el contratar freelances capaces de resolver una determinada situación quienes, una vez resuelta, irán a otra empresa o a otro departamento de la misma empresa a resolver otro problema. Aumentará por tanto el número de trabajadores independientes que trabajarán por proyectos y no en un equipo fijo e invariable, porque el conocimiento y las soft skills no entienden de modalidad de contratación o de ubicaciones físicas.
Por consiguiente, la mejor carta de presentación de nosotros mismos que podemos crear consistirá en ofrecer nuestras habilidades y experiencias pasadas, baza que pueden jugar especialmente los profesionales de más edad que pueden demostrar experiencia en más proyectos. Pero eso sí, es imprescindible que sean personas que se reciclen continuamente para adaptarse a las nuevas demandas del mercado. La clave no estará en demostrar competencias técnicas (hard) como se hacía tradicionalmente, a través de un título o un certificado académico. La clave será ser capaces de demostrar competencias “soft”, como la capacidad de adaptación o de comunicación, o de gestionar correctamente el tiempo. Estas competencias soft son imprescindibles para el éxito profesional.
This is a great poost thanks
Me gustaMe gusta