Como todos, tiendo a solidarizarme con los disgustos que provocan en familiares y amigos comportamientos de padres, jefes, maridos, hijos, asistentas y hasta mascotas. Sin embargo, no puedo evitar rebelarme ante sus quejas sostenidas preguntándome qué es lo que hacen ellos o ellas para cambiar estas situaciones que tanto dicen molestarles.
Quienes me seguís con regularidad ya me habéis escuchado eso de que todos tenemos una responsabilidad educativa con el mundo que nos rodea.
Que muchas veces eres tú mismo quien con tu actitud, unas veces por omisión y muchas más de las que piensas por acción, quien provoca eso que tanto te molesta.
Asume que tu mirada es poderosa
Y es que realmente no somos conscientes de lo mucho que podemos influir en los demás. Paradójicamente nuestra capacidad de influencia es inversamente proporcional a la confianza que tenemos en ella.
Decía Goethe «Trata a un ser humano como es, y seguirá siendo lo que es. Pero trátalo como puede llegar a ser, y se convertirá en lo que está llamado a ser».
Yo no puedo estar más de acuerdo. Y creo que aunque todos sabemos de su efecto para crecer hacia lo positivo (¿Quién no ha visto “My Fair Lady”?), no siempre somos conscientes de cómo contribuimos con nuestra mirada hacia el otro a estropear nuestra relación con él.
Prueba estos 10 cambios en ti que consiguen que algo cambie en los demás
Asumiendo que son muchas y ninguna fácil de poner en práctica listo algunas recetas
- Cambia el foco de tu disgusto desde el otro hacia ti tratando de analizar si alguno de sus comportamientos surge como reacción o consecuencia de algo que haces de manera regular o has hecho de forma puntual.
- Crea un espacio para la escucha y la observación sin juicios y sin prejuicios. Subir, aunque sea forzadamente tu nivel de afecto por la otra persona, te va a ayudar seguro.
- Saca tu boli verde y anota todo lo que hace bien. Sin perder por supuesto tu crítica y aunque no te salga casi nada, oblígate a poner al menos diez cosas en una lista. Verlas escritas son el principio.
- Libera tu voluntad de comprenderle “en vacío” haciendo el ejercicio de no relacionar sus comportamientos contigo. Aunque parezca increíble, casi nada suele ser personal.
- Ahora olvida al otro y piensa en ti. Trae a tu memoria personas que te hicieron ser mejor y recuerda qué palabras usaban, cómo te estimulaban y qué herramientas usaban para “entrarte”. ¿Te inspiras?
- Trabaja tu mirada, tu nueva postura ante él o ella. Dibuja en tu cabeza una nueva realidad en la que tú te comportas de manera diferente. Haz una lista de 5 cosas objetivas y tangibles que vas a hacer de modo distinto.
- Establece un periodo sin valoraciones, sin juicios. Donde toda tu energía esté en mantener estas cinco cosas que apuntaste en tu lista de cambios.
- Construye una narrativa interior que te sostenga para no recaer en el consabido cabreo. Busca referentes y anclajes que te sirvan de anclajes o de acicates para seguir manteniendo tu actitud.
- Sé exquisito con tus palabras. Recuerda que nos han enseñado a leer y escribir pero apenas a escuchar y en contra de lo que creemos, mucho más a monologar que a conversar. No entres a ningún trapo.
- Aunque lo mejor es no decir sino hacer, utiliza la técnica del disco rayado para exponer tu nueva postura manteniendo la sonrisa y la serenidad. Al menos durante esos 15 días que dicen los expertos son necesarios para cambiar un hábito.
Confía en tu capacidad
Sé por experiencia lo difícil que es cambiar este chip en este mundo de inercias y también de exigencias en el que nos movemos. Pero también sé que cuando lo consigues funciona. Que cuando cambias tu postura para abrir un espacio de no exigencia ni juicio en el que con suavidad y lentamente vas posicionándote todo cambia de verdad.
Sólo hace falta poner de tu parte una chispa de respeto, unos gramos de reconocimiento e incluso cierta admiración ante su diferencia y mucho, muchísimo espacio.
Y desde luego, confianza plena en tu capacidad de cambiar al otro desde tu propio cambio.
Cuando toca aceptar que esa persona ni piensa ni siente como yo estás ante una magnífica oportunidad para aprender.