Está muy claro que eso de entrar a trabajar en la fábrica donde trabajaba tu padre sabiendo que permanecerías allí 35 ó 40 años hasta que te tocara jubilarte forma parte del pasado. Bueno, no del todo, porque leí hace poco que el 27% de los jóvenes que estudian hoy bachillerato quieren ser llegar a ser funcionarios lo que implica «un trabajo para toda la vida», pero es innegable que ya son muy pocos los que se jubilan en la misma empresa en la que comenzaron a trabajar.
Lo que hay detrás de esta realidad es principalmente el auge de internet y las nuevas tecnologías, que provoca por un lado un aumento de la competencia en mercados cada vez más globales y por otra parte, nuevos modelos de negocio como aquellos basados en la economía colaborativa, que acaban favoreciendo el emprendimiento. Además, las nuevas tecnologías también nos dan la posibilidad de tener un trabajo más flexible. Se ha demostrado en los últimos meses que en muchas profesiones no es necesario ir a una oficina para desempeñar perfectamente tu trabajo lo que es de gran ayuda para compaginar actividades fácilmente.
Así que hay cada vez más gente que decide diseñarse su propia vida laboral, más interesante y estimulante para ellos, aprovechándose de esas nuevas tecnologías y de la flexibilidad que aportan. Son gente que tiende a tomar decisiones basadas en sus valores personales y que buscan una especie de autorrealización en el trabajo. Lo más importante para ellos no es el salario, o subir en el escalafón de su compañía. Lo importante para ellos es hacer algo que les guste.
Estas experiencias no siempre salen bien. Para que sea así, es preciso tener un gran nivel de autoconocimiento y ser consciente de hasta donde puedes llegar. También se necesita tener las ideas muy claras respecto a lo que quieres hacer y a donde quieres llegar, así como poseer una gran capacidad de adaptación para acomodarte a las novedades que te surgirán en el camino, porque seguro que no siempre se va a poder caminar en línea recta hasta el objetivo.
Esta gente que se mueve más por valores que por dinero me parece especialmente valiosa para cualquier compañía, y por tanto las empresas deberían hacer un esfuerzo extra por atraerlos y motivarlos. Suelen ser personas tenaces porque saben que su objetivo no se va a alcanzar de un día para otro y que se orientan a resultados más que a figurar en la foto o a hacer el menos trabajo posible. Cualidades muy valiosas en el mundo laboral.
Me he encontrado en mi carrera gente así que acaba abandonando la empresa en la que trabajan porque “no les llena”. Es lógico. Muchas empresas presentan un modelo centrado en la promesa de una carrera lineal cuando en realidad, para atraer talento realmente valioso, las empresas deberían hacer referencia en sus ofertas de empleo a aspectos como el clima laboral o a las satisfacciones intrínsecas del puesto de trabajo. En Facebook por ejemplo atraen ese talento diciendo “ven a trabajar con nosotros para cambiar el mundo”. El llenar la oficina de toboganes o de refrescos gratis tendrá cada vez menos sentido según se vaya imponiendo el teletrabajo, así que lo fundamental para atraer talento será invitar a la gente a desarrollar una mentalidad flexible, creativa y orientada al crecimiento personal.
Como suele pasar, es más fácil decirlo que hacerlo. Pero la recompensa merece la pena, porque cuando hay un vínculo entre el desarrollo profesional y el personal, los resultados solo pueden ser excepcionales.