El mundo evoluciona a una velocidad que nos cuesta seguir. Y aunque nos subamos con gusto al carro de la tecnología, muchos no terminamos de entender del todo los cambios que se están produciendo en las personas.

Destacar y aportar valor real a nuestra organizacion no es tarea al alcance de todos. No nos basta con tener herramientas. Necesitamos el apoyo de personas que nos ayuden a orientarnos en la jungla de lo que está sucediendo.

Por ello, todos buscamos la referencia de esos colegas más «digitalizados», que están más al día y que nos aportan ideas. A esos obsesos de probarlo todo, que comparten lo que aprenden (know) aliñado con altas dosis de innovación y creatividad. Y que lo hacen en cualquier sitio y a todas horas (de ahí lo de “mads”, de nómadas).

Los knowmads son nuestro kit de supervivencia.

¿Cómo y dónde se aprende a ser un knowmad?

Tenerlos como referentes mola, pero optar a convertirnos en uno de ellos sería la caña.

La buena noticia es que cualquier puede hacerlo. Porque no es una cuestión de titulación, ni mucho menos de edad. Todo es actitud.  

Cada uno de nosotros podemos mirarnos hacia adentro buscando fortalezas y, tirando de eso que ya sabemos hacer bien, ir aprendiendo a reenfocar todo lo que sabemos y seguimos aprendiendo, hacia propuestas que puedan funcionar en ese reto que hoy se nos presenta.

¿Cómo generar nuestras propias oportunidades de avanzar hacia ese perfil soñado? Algunas pautas.

  • Alfabetización digital. Sin pretender ser un experto en todo, hay que dominar las herramientas digitales básicas para no dejarse apabullar por la ingente cantidad de información que existe en Internet. Solo así podrás bucear en fuentes y temas diversos, tomando de aquí y de allá ideas que llevarte a la mochila.
  • Hiperconexión. Las ideas surgen de tu conocimiento y también (y sobre todo) de lo que te aportan las personas con las que contactas. En Facebook, Twitter o Linkedin, hay mucho oro. Crear tribus alerdedor de todo tipo de perfiles e intereses y cultivarlas con mimo es una de las claves.
  • Adaptación. Ya lo dijo Darwin: “no sobreviven los más fuertes, ni los más rápidos, ni los más inteligentes,  sino los que mejor se adaptan al cambio”. Hay que aprender a valer «tanto para un roto como para un descosido». Asumiendo que el aprendizaje ha de ser constante y que está en todas partes. Y haciendo de esa capacidad para actualizarnos el eje de nuestro valor como profesional adaptable.
  • Humanismo. Por muy tecnológicos que parezcan, los knowmads saben que las personas son importantes. Aprender a escuchar de forma activa sin prejuicios lo que otros pueden aportar es imprescindible. Reducir a la mínima expresión el «yo» en beneficio del grupo o de la comunidad es otro de los principios básicos.

Que sepas una cosa: Todos podemos hacerlo. Y, cuando muchas de nuestras tareas vayan a ser sustiuidas por robots o por millelials más baratos, puede que hacerlo mañana sea tarde.

A todos nos toca desarrollar nuevas destrezas y habilidades en el desarrollo de nuestro trabajo, si es que aspiramos a conservarlo.

O eres diferencial por lo que aportas, o mañana no serás. 

Y las empresas, ¿están preparadas?

Aunque muchas empresas ya funcionan con entornos de trabajo y estructuras de mando más flexibles, lo cierto es que la mayoría se siguen manejando el modelo donde el trabajo es sinónimo de tarea, resultado, oficina y horario.

Sin embargo, del mismo modo que se nos pide un cambio a los profesionales, a ellas les toca reinventarse para integrar a profesionales más autónomos que no conciben trabajar sin que existan redes abiertas por las que fluya el conocimiento. Y sin oportunidades constantes de aprendizaje.

Pero eso da para otro post 🙂

Prometo un segundo capítulo.

@vcnocito