¡¡Qué suerte!! Comienza el año para nuestro @Balcon40, y me ha tocado el primer post: voy a ver si lo aprovecho bien, porque es todo un honor. Y por aquello de que estamos aún con los polvorones sin digerir y las Navidades deben ser tiempo de paz, voy a tratar de hacerlo en positivo. Año Nuevo, nuevos propósitos, todos ellos con ilusión.

Y es que en esta época, a todos nos gusta echar la vista al frente y divagar llenos de buenas intenciones. Y en mi caso, me gusta incluso fijarme objetivos, y voy a ver si este año le saco partido en el trabajo a una frase me ha hecho saltar como un resorte:  “lo que más deteriora una relación, es tratar de salir siempre ganando”.

La frase la leí en un artículo de Rosa Montero y me pareció lapidaria, la verdad. Es como una de esas frases de madre, que lo mismo para un roto que para un descosido. Si bien en el artículo se refería a las relaciones de pareja, a mí me ha sugerido un montón de aplicaciones.  Sin ir más allá, eso de “salir siempre ganando” es la foto de la situación política en España, en la que contamos con unos políticos a los que por “negociar” y “ceder” no les viene nada. Ese empeño en “salir siempre ganando” supone que cada 4 años tenemos, por ejemplo, una nueva ley educativa. Hay que salir ganando y aplastar lo que sea que haya hecho el contrario en la legislatura anterior, por el simple hecho de que lo ha hecho él. Nos dedicamos a destruir y crear desde cero, por afán revanchista y de quedar siempre encima como el aceite…. Si no somos capaces de ponernos de acuerdo para las cosas más fundamentales, y agarrarnos con fuerza a lo que nos une, al bien común, a la vuelta del tiempo hay que volver a partir de cero. Nuestro crecimiento no va más allá nunca de lo que dan de sí 4 años o lo que dure la legislatura…… Luego a destruir otra vez.

Y después estuve pensando en el trabajo, claro, y en mis propósitos para el próximo año. Y resulta que esta frasecita tiene allí la misma aplicación. Porque, ¿qué es nuestro trabajo más que una negociación continua? Con un montón de agentes, eso sí: jefes, compañeros, otros departamentos… Y deberíamos todos entender que si queremos construir relaciones sólidas en el tiempo, y que los proyectos funcionen a la larga, tenemos que estar dispuestos a ceder algo de terreno. No podemos ganar siempre en todo. El único modo de ganar es encontrar el tronco común que nos une y aferrarnos a él; y asumir que por el camino de la negociación tendremos que prescindir de algunas ramas si queremos sobrevivir. ¡¡Pensemos un poco!! Nuestra inteligencia en la negociación estriba en la capacidad para saber sacrificar lo accesorio y quedarnos con la parte troncal, que es esa por la que también nosotros apostamos.

El afán por salir siempre ganando en todo y aplastar al contrario nos acabará pasando factura más temprano que tarde. Porque además ese contrario así lo percibirá, como un aplastamiento. Y si conseguimos humillarle, lo que tendremos es un enemigo peligroso y con ganas de revancha, que nos consumirá múltiples recursos para mantenerlo a raya en el futuro y acabará por agotarnos. No hay que vencer, hay que convencer al adversario, para que a futuro trabaje a favor nuestro, y no en nuestra contra. Y eso sólo lo conseguiremos haciéndole ver que tenemos un tronco común, sólido y fuerte, y que a todos se nos podan unas cuantas ramas en los procesos de negociación. Si no estás dispuesto a perder plumas, y no sabes cómo encajar la pérdida, tienes que mejorar tus capacidades de negociación.

En mi caso, me dispongo a negociar con criterio este año, a ceder más, y a no interpretar que lo cedido es un daño para mi integridad, sino una ganancia para el bien común.