Todos somos conscientes de que llega el momento de incorporar la tecnología a ciertas tareas que hasta ahora ejercían los jefes. En las empresas, vemos ya aplicaciones que supervisan el tiempo de trabajo de la gente o que evalúan candidatos a un puesto de trabajo en tiempo récord.

Y esto no ha hecho más que empezar.

Llega la delegación de ciertas funciones gerenciales a un algoritmo.

Llegan los BossWares.

Automatizar las tareas más repetitivas que, por qué no reconocerlo, son las más “desagradables” para un jefe, podría empoderarlo hacia actividades más centradas en la coordinación, el feedback y la toma de decisiones.

Siempre y cuando, todo el proceso de “delegación” se haga teniendo muy presente la ética y también las limitaciones y los sesgos de estos algoritmos.

Porque a nadie se le escapa el potencial de estas aplicaciones para alterar la dinámica de poder dentro de las empresas.

Sabemos qué odia la gente de la gestión automatizada

Por un estudio realizado en Uber, sabemos que sus conductores encuentran frustrante lo poco que saben sobre la lógica del algoritmo, que perciben como un sistema injusto que los manipula. De hecho, no andan desencaminados, pues Uber ha admitido que el algoritmo les “empuja” a trabajar más horas.

Aunque la gente pide más transparencia en la asignación de trabajos, las calificaciones y los pagos, la compañía se resiste a revelar su “receta secreta” de gestión que se vuelve más opaca cuanto más complejas son las tareas encomendadas al algoritmo.

Además, los conductores de Uber dicen sentirse solos, aislados y deshumanizados. No tienen ninguna oportunidad para construir relaciones personales ni con compañeros, ni con supervisores.

Pero como las personas aún siguen siendo más inteligentes que las máquinas, ante la falta de transparencia y humanización, han encontrado formas de “canalizar” su descontento con sus Bosswares: Pierden adrede tiempo para que el “tonto” del jefe-robot reaccione automáticamente proponiendo un incentivo, juegan con el sistema para causar artificialmente un aumento de precios, o establecen comunidades online al margen de la empresa.

Para evitar el descontento del equipo, amén de troleos como éste, algunas condiciones para asegurar la eficacia de un BossWare parecen claras.

Vamos con ellas.

Los BossWares deben preocuparse tanto por la eficacia como por la satisfacción y el bienestar del equipo

Los algoritmos de IA mejoran la escala y la eficiencia de las tareas de gestión como demuestran plataformas tipo Uber organizando un volumen de trabajo sin precedentes, los sistemas de gestión de flotas optimizando las rutas de repartos en las compañías logísticas o la gestión de la productividad de los trabajadores de almacén que hace Amazon.

Sin embargo, estos mismo ejemplos demuestran que centrarse únicamente en la eficiencia acaba haciendo que la gente se sienta tratada como una máquina, un sentimiento que no casa con el bienestar, la satisfacción y el compromiso.  

Priorizar la vigilancia y el control no sólo es éticamente cuestionable sino que nos genera un rechazo a todos que acaba afectando negativamente a la empresa.

Pero una aproximación centrada en los intereses de todas las personas (jefes y empleados) que tenga en cuenta las frustraciones y necesidades del equipo al tiempo optimice el proceso de gestión podría llegar a ser muy beneficiosa para ambos. Un ejemplo es la monitorización en tiempo real con avisos automáticos ante desviaciones o los indicadores de disponibilidad que permiten gestionar con más eficacia las interacciones entre personas.

Los BossWares deben dividirse el trabajo con los jefes humanos

Como, al menos de momento, la IA tiene limitaciones para automatizar la parte del trabajo de un jefe que tiene que ver con las tareas más complejas y con la interacción emocional con el equipo, parece que el modelo ideal es el clásico de división de funciones.

Los algoritmos deberían reservarse para las tareas de coordinación repetitivas y de alto volumen, como la distribución y la evaluación de tareas. Dejando a los gerentes humanos un rol más interactivo centrado en la toma de decisiones estratégicas, la resolución de conflictos y quejas, la gestión de la flexibilidad y la autonomía de los trabajadores, la recopilación de ideas y sugerencias y, por supuesto, la comunicación empática y el fomento de la colaboración.

Los BossWares deben tener también categorías

Igual que no todos los niveles gerenciales implican las mismas tareas, los bosswares también deberían estructurarse por niveles aportando “ayudas” diferentes a las diferentes categorías jerárquicas.

En los niveles de alta dirección, los algoritmos pueden aportar datos tanto internos como externos facilitando a los directores humanos la toma de decisiones estratégicas y los análisis 360º.

En los niveles de gestión medios, pueden ayudar en la distribución y coordinación de tareas o en la gestión del cumplimiento de los KPIs, mientras que los jefes humanos supervisan las relaciones y la motivación del equipo.

Los BossWares deben compensar sus sesgos

Ningún algoritmo toma decisiones libre de sesgos. Porque ninguna persona lo hace. Y los algoritmos son diseñados por personas y “aprenden” en base a muestras de datos generados a través de la interacción con personas que pudieran no representar la realidad en su conjunto.

Si bien los sesgos pueden ser difíciles de detectar, está claro que la falta de transparencia no ayuda. Con una regulación al respecto aún en estado embrionario, la autorregulación con el apoyo de una auditoría de terceros puede ayudar a identificar sesgos, y también a evaluar otros impactos negativos como riesgos de seguridad, violaciones de privacidad y falta de transparencia o responsabilidad.

Los jefes humanos deben poner cabeza

Resistirse no es una opción. Los mandos deben reconocer y fomentar las capacidades únicas tanto de la IA tanto como las suyas propias como gerentes humanos y esforzarse por encontrar formas de apoyarse en ellas y trabajar juntos.

La ayuda de algoritmos que recopilan y procesas información es algo valioso solo si la persona que la recibe es capaz de ponerla en contexto para realizar evaluaciones que le permitan mejorar la calidad de su trabajo.

Y las empresas, implementar prácticas éticas

La decisión de implementar algoritmos de gestión debería ir siempre acompañada de una cultura de ética y transparencia con foco en las personas, que comparta información y que invite a los comentarios, a señalar las desviaciones detectadas y a realizar propuestas de mejora.

Y desde luego debe construirse desde el contacto humano. La gente necesita gente por lo que las organizaciones deben desarrollar comunidades donde los trabajadores puedan hacer conexiones sociales.

La sinergia exitosa entre humanos e IA no es un hecho. Habrá que rediseñar funciones y procesos de negocio. Con la mente puesta en lo que, de manera realista se puede lograr, decidiendo entre todas las partes implicadas qué funciones se pueden delegar y cuáles no. Y sin dejar de plantear todas las cuestiones morales y emocionales que sean necesarias.

Porque se trata de progresar. Y no de caminar como los cangrejos.

Los BossWares llegan para transformar la vida de jefes y de curritos. El éxito de este nuevo escenario requiere de nuevas competencias y actitudes en todos.

Los futuros gerentes necesitan habilidades para colaborar con algoritmos porque la gestión ya es, y será cada vez más, una combinación compleja de personas, datos y sistemas automatizados.

Y los curritos del mañana deberán poner en cuarentena su inicial desconfianza, aunque quién sabe, igual acabamos prefiriendo que nuestro jefe sea un robot.

A mí ya me hubiera gustado que sustituyeran a alguno/a…

@vcnocito