Reconozcamos de una vez que la valoración de un trabajador tiene un fuerte componente subjetivo. Por mucha objetividad que pretendamos ponerle, la “idea” que el jefe tiene de cuánto y cómo trabaja uno, influye y mucho.

Y esa idea, puede «desdibujarse» si no te tiene delante.

Cuando el mundo sabe que estás trabajando desde la playa o desde el lugar en el que tu familia pasa las vacaciones, por muchas horas que hagas, puede ocurrir que haya jefes, clientes o compañeros que tengan “la tentación” de creer que curras menos.

Desactivarlos es vital.

Al menos si quieres seguir disfrutando de esa autonomía y flexibilidad sin que ello te haga “caer en el ranking” quitándote opciones de desarrollo ni oportunidades de crecimiento.

Mucha gente asume que sus jefes sabrán y recordarán todo lo que han hecho. Pero es poco probable que este sea el caso: las personas sobreestiman hasta qué punto sus logros son vistos y recordados por otros, especialmente cuando nadie “los ve” conseguirlos.

Por lo tanto, para obtener una evaluación positiva cuando cambias tu ubicación, es importante que los ayudemos a notar y recordar los intentos que hemos hecho y las tareas que hemos completado.

Es imprescindible que visibilices tu trabajo remoto

Estas son algunas estrategias que puedes intentar.

  • Solicitar unos objetivos claros y medibles. Pide que te digan lo que tienes que conseguir durante ese periodo, ya sea un hito (lanzar a producción nuestra página web en tal fecha) o un resultado de negocio (tantas ventas). Ello te permitirá definir tú las tareas que necesitas realizar para conseguirlos y por tanto, cómo y cuando trabajas para conseguirlos. Y punto.
  • Identificar el impacto de tus objetivos y de las tareas que realizas en los resultados que le importan a tu empresa y a tu jefe. Lo haga tu jefe o lo hagas tú, es importante que puedas ir informando, no de tus logros (que pueden resultar un autobombo cansino y vacío), sino de tus contribuciones al proyecto (que son algo contante y sonante).
  • Informar periódicamente de lo que haces. Aunque solo sea por puro interés, el que tu jefe sepa lo que haces y cómo lo haces es 100% asunto tuyo. Una buena manera de contárselo es venderlo como una necesidad de consejo o de estrategia. O simplemente como una ayuda para su gestión del equipo.
  • Poner en valor su ayuda. No dejes de hacerle ver cómo has desarrollado sus ideas o cómo su intervención fue decisiva para desbloquear algún tema. Agradece también la opción de trabajo remoto (aun cuando ésta sea un directriz general de la empresa) y la confianza que deposita en ti.
  • Manejar tu creatividad con inteligencia. La mayoría de los jefes piden propuestas pero a veces éstas pueden hacerles sentir incómodos, por ello resalta los beneficios para la empresa y también para el jefe que podrían tener cada una de ellas. Demuestra, especialmente ahora que la distancia física te impide valorar la cara que está poniendo a tu propuesta, que tu intención es construir sobre un gran trabajo en lugar de corregir errores.
  • Participar de lo informal y hacerlo con buena cara. Puede que estés un poco fuera de contexto, pero tú responde a mensajes y a bromas, aun cuando no estés en tu mejor día. Sonríe en las videoreuniones. Y si no estás encantado, haz algo para mejorar tu estado de ánimo justo antes de asistir.
  • Poner en valor tus habilidades blandas y tus capacidades relacionales. Elabora contenidos digitales claros y eficaces, comenta y comparte contenidos de otros, haz extensivas tus relaciones y contactos… Conéctalas indirectamente con el cumplimiento de tus objetivos y de los de la empresa.

Desgraciadamente los jefes tienden a recordar mucho más lo general que los detalles. Y más cuando no te ven.

Así que acompaña los números de la visibilidad de lo que pones en acción cada día para conseguirlos.

Y sigue disfrutando de la playa sin miedo a que nadie piense que te tocas los pies.

@vcnocito