He visto su sonrisa incrédula 🙂
Pero te aseguro que gran parte de ese “trabajo ideal” que deseas, podría ser fácilmente alcanzable a través del rediseño de tu puesto actual. Y que no necesitas el permiso de tu jefe para hacerlo.
La era digital nos ha traído un nuevo esquema de valores. Y entre ellos están la proactividad y el entusiasmo. Actitudes que tus mayores te piden todos los días. Es hora de que, además de ponerlas en juego para mejorar el negocio y aumentar la satisfacción del cliente, comiences a hacerlas jugar en tu propio beneficio.
Cambiando, tacita a tacita, lo que haces y lo que eres.
Todos podemos hacer pequeños cambios sin preguntar demasiado.
Asumiendo que muchas veces son los pequeños detalles los que consiguen grandes resultados 🙂
Interioriza eso de que los profesionales digitales somos más de pedir perdón que de pedir permiso.
Te invito a que pruebes. Empieza hoy mismo a:
- Dejar de hacer todas las tareas que crees que no aportan valor. Sí, ese informe que haces los miércoles y que estás seguro de no lee nadie pero que va a todos los departamentos, también. Si alguien lo necesitaba ya te lo reclamará y siempre puedes decir que se quedó inexplicablemente colgado en la bandeja de salida de tu email. De un gran jefe recibí este consejo, uno de los mejores que he recibido en mi vida profesional: si dudas de si algo importa, deja una vez de hacerlo y mira a ver qué pasa.
- Realizar tareas que te aportarán aprendizaje y que podrán sumar valor a lo que haces. Apuesta por ellas, aprende por tu cuenta eso que necesitas para ponerte y a la chita callando hazlas una primera vez. Y una vez que las tengas, regálalas a quien consideres que podría beneficiarse de ellas y deja que su valoración sea tu mejor argumento para incorporarlas como nuevas funciones a tu puesto de trabajo. Te sorprenderán los efectos que este “aporte propio” puede llegar a tener. Yo nunca pedí permiso a mi jefe para escribir un post en el blog de la compañía, simplemente, lo hice porque me pareció la mejor manera de llegar a una fuerza comercial variada y compleja. Fueron mis compañeros de la red de ventas quienes me convirtieron en la bloggera que soy.
- Incorporar a tu día a día nuevas relaciones. Ya sea para llevar adelante un proyecto o para integrarte en una ciudad a la que acabas de llegar, tus opciones siempre son directamente proporcionales a la gente que eres capaz de conocer. Cuando te relacionas y compartes, no solo sumas confianza o ideas, aunque no las pidas, siempre sumas manos. Ampliar tu radar es siempre es buena idea. Lo que es obligatorio es hacerlo buscando el interés mutuo y no solo tu propio beneficio. Empieza tirando del hilo hoy con dos o tres personas. Ya irás tejiendo tu red.
Si apuestas por disfrutar de tu trabajo, bienvenido al mundo del Job Crafting.
El job crafting es una técnica que te permite dar un nuevo enfoque a tu puesto de trabajo en base a dos palancas: un cambio que nace de tu iniciativa y tu forma de ser como punto de partida. En pocas palabras, es el ejercicio de amoldar tu dinámica de trabajo diaria a tus capacidades y gustos. Otro cambio de chip que llega para quedarse.
Evidentemente, el job crafting llevado a su máxima expresión requiere cambiar a nivel de empresa asuntos que se te escapan, como la gestión flexible de horarios o el trabajo por un esquema de objetivos. Condiciones que a algunos aún les parecen de ciencia ficción pero que van llegando, pues las compañías capaces de ofrecer flexibilidad y de sacrificar estándares están ganando frente a aquellas que gestionan con reglas fijas y rígidas.
Mientras tanto, céntrate en replantearte todo lo que sí depende de ti: tu propia gestión de actividades y tareas diarias, las relaciones con el resto de las personas y, sobre todo, la activación de nuevas oportunidades en base a eso que te gusta y que bien sabes hacer. Si quieres saber más, te recomiendo el libro de Belén Valera “Job Crafting: Cómo convertir tu trabajo en una pasión” lleno herramientas muy útiles y aplicadas a la realidad diaria, te ayudará a remodelar tu propio trabajo desde una perspectiva funcional, relacional y cognitiva.
Por favor, no avances una línea más de este post sin interiorizar que la clave para que te guste tu trabajo está en ti, en lo que tú piensas de él, que es tu responsabilidad decidir cómo y en qué inviertes tu tiempo y que vivir encerrado en la rutina o ser un explorador diario de nuevos retos es una elección personal.
Algunos traducen este job crafting por maestría.
Argumentando que maestro es quien consigue el máximo de eficacia, distinguiéndose por la pasión que introduce en su quehacer. De esta manera, un maestro no sería el que más sabe sino el que más disfruta.
Coincido: disfrutar tiene mucho que ver con pensar y con definir y nada con simplemente ejecutar.
Ponte a ser maestro. Considera muy en serio esto del Job Crafting.