Hace poco me encontré con este videoclip de un grupo de música finlandés llamado Steve ‘N’ Seagulls. La canción es una versión “bluegrass” magnífica del clásico de AC/DC “Thunderstuck” (he tenido que buscar en Wikipedia que es el estilo bluegrass: unión de diferentes músicas tradicionales del mundo -inglesa, irlandesa, escocesa y afroamericana- y de distintos tipos o géneros musicales como el jazz o el blues)

Lo dicho, una versión estupenda que te invito a escuchar (en YouTube a día de hoy ha superado los 92 millones de reproducciones).Lo bueno que me pareció el videoclip me llevó a reflexionar sobre qué es realmente el talento, porque me pareció que el grupo finlandés destilaba talento por todas partes…aunque no lo parezca.

¿Por qué no lo parece? De momento, hablamos de un grupo que hace versiones de canciones de hard rock, nunca canciones originales, así que en teoría, poca creatividad. Si echas un vistazo al vídeo verás que la puesta en escena es más bien cutre. Están en una especie de granja, vestidos (malamente) con lo primero que han cogido del armario. Nada de efectos especiales ni ninguna otra modernidad. Tampoco han hecho una sofisticada campaña de lanzamiento amparados por una importante discográfica, ni ganaron ningún concurso de talentos musicales. Simplemente subieron un vídeo a YouTube… y su talento hizo el resto.

Porque la versión que han hecho es muy buena, aun no habiendo inventado absolutamente nada. Su mérito o su talento residen en que han sido capaces de hacer lo mismo de siempre (la canción original se lanzó en 1990) pero de una manera diferente, sin tener que hacer inversiones de ningún tipo y sin recurrir a grandes medios. Ese es para mí el verdadero talento, que muchas veces pasa desapercibido en las empresas porque no suele hacer mucho ruido.

Reconozco que de entrada desconfío de los gurús visionarios, y a veces me equivoco. Yo soy de los que pensaba que el Iphone nunca llegaría a triunfar del todo en las empresas porque el teclado físico de las BlackBerrys era insuperable. Pero es que realmente el 99% de las supuestas grandes innovaciones que he visto en mi vida han acabado fracasando. Para mí, el típico emprendedor que fracasa 10 veces antes de triunfar con una idea genial no es un ejemplo de talento, sino de resiliencia y perseverancia (cualidades que admiro mucho, por cierto). Sin embargo, ser capaz de hacer lo mismo de siempre pero de un modo diferente es una forma de talento que no está demasiado lejos de nuestro alcance, y que puede reportar grandes beneficios tanto a nosotros como a nuestra empresa. Porque como dice la famosa frase, “lo que es de necios es hacer las mismas cosas de la misma manera y esperar resultados diferentes”.

Muchas veces esas formas de talento pasan desapercibidas en las empresas. Se dice que los jefes no conocen la capacidad de más del 50% de sus profesionales. Es imprescindible sacar a la luz ese talento porque de lo contrario, se acabará perdiendo. Cuando se elige a alguien de fuera para liderar un proyecto importante en una compañía, es muy probable que ese trabajador hormiguita que se dedicaba en silencio a buscar eficiencias y mejorar los procesos se acabe marchando a otro sitio por no sentir reconocido su talento. Es un poco como la fábula de la liebre y la tortuga: cualquiera diría que quien tenía el talento era la liebre pero al final la que ganó la carrera fue la tortuga por poseer otro talento oculto: la capacidad de esforzarse y no rendirse.

Descubrir ese talento oculto en las organizaciones no es sencillo. Yo diría que sobre todo es una cuestión de actitud y de prioridad en la organización. Hay personas que solo están preocupados por crecer en la empresa y salir en la foto ellos mismos. Otros están siempre pensando en salvar el cuello para que si algo sale mal, ellos no puedan ser acusados de nada. En entornos así, es difícil que aflore el talento. La clave está en otorgar responsabilidades y asignar objetivos a la gente, acompañados de autonomía para conseguirlos. La persona con talento encontrará la manera de conseguir esos objetivos, quizá cambiando solo algunas pequeñas cosas en la manera habitual de trabajar hasta entonces. Esa es la mejor manera de que aflore todo ese talento oculto que hay en cualquier organización.