La verdad es que el nombre que le he dado a este tipo de jefe me ha quedado de lo más dramático… Parece que me refiero a un tipo de los que va dejando cadáveres por los pasillos, y aunque esto puede ser un plus, no voy tan lejos:

El jefe “ejecutor” en realidad lo que es, es un tío muy bien mandado.

Es un obediente por excelencia y absolutamente cumplidor. Vamos, un jefe que cree que cuando le nombraron en el cargo lo único que tenía que hacer es convertirse en un mero transmisor de mensajes sin aportarle más inteligencia al trabajo. Sus mayores le encargan trabajos que él simplemente distribuye uniformemente entre sus secuaces, y ya. Y ahí está el problema, en el “y ya”, porque deja de lado cualquier labor de:

  • Analizar lo que se le está pidiendo para saber si tiene sentido o no y para saber si lo puede abordar con los recursos que están en sus manos.
  • Desmenuzar la tarea antes de ponerla en manos del equipo. Me refiero al hecho de aportar un valor al encargo, con una orientación del trabajo.
  • Ajustar plazos, con el equipo y con sus superiores. Nuestro jefe ejecutor nunca cuestionará nada de lo que le sea encargado, ni en contenido, ni en fecha. Simplemente lo transmitirá fielmente y lo encargará al equipo para que esté disponible en la fecha acordada.
  • Desatascar problemas con otras unidades… ¿para qué?

Nuestro jefe de hoy es un tío cumplidor; apunta en su libreta lo que ha de hacerse, y pide que se haga, sin rechistar, claro. Si él no ha puesto problemas a sus superiores, no vas a ser tú quien se los ponga a él… ¿quién te has creído que eres? Dependiendo del nivel de psicopatía que le acuda te tapará la boca si protestas con argumentos varios:

  • No seas un “stopper”
  • Ya nos hemos comprometido y no podemos dar marcha atrás
  • La empresa nos lo pide tenemos que hacerlo

Pero en cualquiera de los casos la discusión está zanjada de antemano: ahí tienes el trabajo, y eso es lo que hay que hacer. Y si no cumples pues ya aplicará él las medidas convenientes para que no vuelvas a replicar.

Y llegados aquí, ¿cuáles son tus armas?¿Qué es lo que está en tu mano para no morir en el intento? Como todo, esto nunca es fácil, y dependerá además de muchos otros factores externos a tu jefe. Pero si he de sugerir algunas ideas, se me ocurren las siguientes:

  • Pégate a él, sobre todo cuando se va solito a las reuniones con superiores. Esto no es siempre posible, pero suele suceder que de muchas reuniones de alto nivel salen encargos con poco sentido que tu jefe no sabrá calibrar en el momento ni parar convenientemente. Se traerá de deberes todo lo que le sugieran. Quizá si acepta que le acompañes podrás asesorar y parar alguno de los encargos allí mismo.
  • Utiliza la reducción al absurdo. Tu jefe no es de los que acepte un “no” a priori. Él se ha comprometido con sus superiores y hay que cumplir. Su problema sobre todo estriba en que no se puede presentar en la siguiente reunión con las manos vacías. Te toca darle “carnaza”: algo que llevar y presentar. Realiza un buen business case de lo que te pide, para que pueda presentar los costes en la próxima reunión, y probablemente el proyecto morirá. Esto no es decir no… es cumplir con el trabajo yendo al grano.
  • Que sean otros los que dicen “no”. El problema de tu jefe es que él solito se presiona con el “tengo que cumplir”, aunque lo que se disponga a llevar a cabo en realidad no tenga ningún sentido. Y tú que eres parte de su equipo no sirves como excusa para no llevar a cabo el trabajo. Él no puede contar que su equipo no le sirve (aunque a veces lo haga) porque no deja de quedar en evidencia… pero si la culpa queda en otro área, pues la justificación quizá le valga.

 

Fácil no es; pero son algunas ideas. ¿Se te ocurren otras más?