Hace ahora dos años que empezamos con esto de escribir en nuestro balcon40, tiempo en el que hemos pasado de tener como lectores solamente a nuestros familiares y amigos más allegados a tener algún que otro millar de seguidores. Y aunque el objetivo de este blog no es hacer colección de visitas y seguidores, hay que reconocer que mola ver que cada vez hay más gente que lee y comparte nuestras experiencias y reflexiones.
Me ha parecido que éste es un buen momento para cambiar un poco los temas habituales de mis artículos y reflexionar sobre lo que me aporta escribir en un blog personal. Dicen que hay tres motivos por los que la gente abre un blog: Para demostrar que se es un experto en un determinado tema, para tratar de ganar dinero en algún momento con el blog o por simple placer, como un pasatiempo más. Este último es mi caso. Estoy lejos de ser un experto en recursos humanos, y afortunadamente me gano la vida lo bastante bien con mi trabajo habitual como para no necesitar un “sobresueldo”. Sin embargo, me entretiene mucho escribir sobre el mundo de la empresa y lo que se vive en ella a diario, y además, percibo que me aporta una serie de beneficios muy interesantes.
En primer lugar, escribir es una forma estupenda de ordenar tus ideas. Sentarse en una mesa y traducir tus pensamientos en frases con sujeto, verbo y predicado hace que todo tome una forma mucho más clara y tangible en tu cabeza. Desde luego, todo lo ves mucho más claro después de haberlo escrito en un papel.
Por otro lado, escribir un blog es en cierta manera un acto de valentía del que luego te sientes orgulloso. Hacer públicos tus pensamientos y opiniones te hacen vulnerable a cualquier crítica. Sabes que seguro va a haber gente a quien no le guste lo que escribes y es inevitable tener dudas. Sobreponerse a eso y arrancar un blog te hace ganar en autoestima y confianza, no solo a la hora de mantener y mejorar el blog, sino para otros proyectos que quieras arrancar en tu vida profesional.
Además, estoy muy de acuerdo con un artículo que leí hace poco cuyo título traducido del inglés era algo como “El poder de los tímidos en un mundo que no para de hablar”. Lo que no te atreves a decir en una comida o en una reunión puedes escribirlo en un blog sin reparos. Y no me refiero a ampararse en el anonimato para decir barbaridades, sino que es más sencillo poner por escrito tus ideas sabiendo que la gente puede leerlo cuando quiera, y que si no están de acuerdo o les aburre simplemente dejarán la lectura a la mitad del artículo sin más consecuencia.
También es gratificante interaccionar con otras personas a las que no conoces de nada, que viven en otras ciudades y en ocasiones en otros países, pero que sin embargo siguen tu blog y contribuyen en él con sus propios comentarios y experiencias. Es una curiosa mezcla de humanidad y tecnología. Algo tan de nuestros días como internet relacionado con algo tan humano y tradicional como charlar sobre un tema de interés común.
El resultado final es que en mi opinión escribir un blog es una experiencia recomendable, un proyecto que engancha y que te da una gratificante sensación de crear algo “vivo” que poco a poco va creciendo. En el ámbito profesional, es fácil conseguir que tus seguidores acabe convirtiéndose en tus clientes, luego puede verse también como una fuente de negocio. Hay que dedicarle tiempo, por supuesto, pero solo el tiempo que quieras dedicarle. Lo dicho, una experiencia recomendable de la que aprendes mucho y en la que espero seguir involucrado mucho tiempo.