Viste la solución. Presentaste tu proyecto. Parecía de cajón de sastre, pero las cosas no rodaron cómo esperabas. La cagaste, vaya… Y a tu jefe le sentó fatal. ¿Lo recuerdas?
La proactividad y la toma de decisiones son capacidades fundamentales en todo profesional que se precie. Y para que no se arrugen, toca ejercitarlas a diario. Hay que sudar. Y convivir con el error.
Yo soy de natural inquieto, tendente a fabricarme recetas y a proponer cosas… Y no siempre acierto, claro. Debo ser una inconsciente – no digo que no – pero no lo llevo tan mal. Quiero compartir contigo una infografía con mi guía de cabecera para gestionar errores.
Y tú, ¿cómo te enfrentas a tus errores?
BALCÓN40 