Ser padre o madre está infravalorado en el ámbito laboral. De hecho, tengo la impresión de que las empresas preferirían que sus empleados no tuvieran hijos porque piensan que, al fin y al cabo, los hijos distraen, descentran y entretienen. El perfil típico de esa persona que echa horas y más horas en la oficina es el de alguien sin ataduras familiares (hijos), que no tiene problemas en viajar donde haga falta el tiempo que haga falta, que no tiene que salir corriendo para llegar a tiempo a la salida de la actividad extraescolar de turno o que nunca ha pasado una mala noche por su hijo enfermo.

Y sin embargo, opino que la realidad es justo la contraria. La paternidad (por favor, defensores del lenguaje inclusivo, no me tengáis en cuenta que no escriba todo el rato paternidad / maternidad en el post, que se me hace muy largo) te proporciona una serie de habilidades profesionales de lo más útiles para el trabajo. Te enseña a priorizar y a separar lo realmente importante de lo accesorio. Te enseña también a tener paciencia y te entrena en el arte de la negociación y la comunicación persuasiva. Acordar con un hijo adolescente la hora a la que volverá a casa deja en un juego de niños, nunca mejor dicho, cualquier negociación laboral a la que te enfrentes en la oficina.

Cuando eres padre mejora enormemente tu eficiencia porque te ves obligado a hacer lo mismo que antes pero en menos tiempo y además te obliga a convertirte en un referente, a dar ejemplo y por tanto a sacar la mejor versión de ti mismo, cualidades muy apreciadas en el cualquier ámbito laboral.

No conozco ningún padre o madre que no se haya visto sobrepasado por el cuidado o educación de los niños en algún momento. Tener hijos es la mejor de las experiencias, no cabe duda, pero también es evidente que te saca de tu zona de confort, y desde luego no hay nada como salir de la zona de confort para crecer y mejorar en cualquier ámbito de la vida, incluido en el laboral (como hemos escrito en otras ocasiones, también entiendo perfectamente al que no quiere salir de dicha zona de confort…)

Mucha gente, mujeres especialmente, sacrifican su carrera profesional a cambio del cuidado de sus hijos. Pero sin embargo, creo que un padre o madre comprometido es más rentable para las empresas. Al tener hijos redoblas los esfuerzos porque no quieres que la empresa crea que das un pasa atrás, y sobre todo las mujeres, se empeñan más en demostrar que son iguales o mejores que antes de ser madres. También es cierto que en muchas ocasiones tener hijos te hace desear más responsabilidad y mejores sueldos porque evidentemente, las necesidades familiares aumentan, y además queremos que se vea compensando el gran esfuerzo que hacemos para conciliar.

Como conclusión, yo veo la paternidad más como un plus en tu carrera laboral que como un lastre, lo que debería convertirse en un motivo más para que las empresas facilitaran lo más posible la conciliación de la vida personal y laboral. Haciéndolo, no solo tendrán empleados más felices, sino también más productivos y más capacitados para las tareas del día a día laboral.