Imagino que todos habréis oído en alguna ocasión esta frase que nos sirve para juzgar la obra de alguien. Normalmente la usamos además con sentido irónico, enunciándola “con retintín”, y aludiendo a sus meteduras de pata en muchas ocasiones.

El origen de la frase está en la Biblia, en el Evangelio de San Mateo, y allí la frase la dijo Jesús como referencia para distinguir entre los verdaderos y los falsos profetas. Y yo la tomo hoy prestada para usarla como título del post, porque unas cuantas analogías hay entre un profeta y un jefe, me parece a mí. Y esa es la cuestión: distinguir y tener muy claro si tu jefe es de los que sólo promete y realiza profecías, o de los que realmente obra y ejecuta su función.

…y el profeta prometió cuidar el clima laboral

Son muchas las empresas, especialmente las grandes, que se jactan de tener unos inmensos planes específicos para cuidar “el clima laboral”. El tema lo podemos estirar cuanto queramos, y el “cuidado del clima” puede comprender desde la realización de una encuesta anual, con posterior análisis de resultados y planes de mejora, hasta propuestas de lo más variopintas para realizar actividades lúdico-festivas para que los empleados confraternicemos entre nosotros y con los jefes. Últimamente están de moda las acciones de voluntariado, que además están socialmente muy bien vistas y son vendibles dentro y fuera de la empresa.

Todo este tipo de acciones vienen marcadas por la Dirección y las líneas de trabajo del departamento de Recursos Humanos, que pueden ser tan profundas como para alcanzar a los jefes, incluido el tuyo. Tu jefe puede ser de esos que se ve obligado todos los años a preguntarte por tu estado anímico en tu puesto, a darte feed-back sobre tu trabajo, a fijarte objetivos y retos, a reconocerte……..

Y esa es la cuestión…… ¿Es necesario que RRHH le marque estas tareas a tu jefe para que se rellenen como un check justo en una semana concreta del año? Porque las tareas que yo he mencionado creo que no son malas en sí. A mí me parece perfecto que mi jefe valore mis resultados o que me ponga nuevos retos periódicamente; pero es que creo que eso forma parte del manual de tareas del buen jefe, y como tal debe ser algo natural y no algo que se ejecuta como imposición, ¿o no?

Pero el buen jefe actúa cada día

Si echo la vista atrás y pienso en el mejor de los jefes que he tenido, jamás recuerdo haberme entrevistado con él de modo sistemático para rellenar los papeles que pedía anualmente Recursos Humanos. Ni mucho menos le recuerdo proponiendo actividades lúdico-festivas en equipo para que nos conociéramos y mejorásemos las relaciones con los compañeros. Las actividades simplemente surgían de modo espontáneo entre nosotros porque él se ocupaba cada día de que los que estábamos a su cargo fuéramos un verdadero equipo, cada uno con su función, y eso generaba unas relaciones personales totalmente cordiales que se reflejaban en el trabajo. Y es que al jefe del que hablo le conocíamos por sus obras…

Y si el post lo he comenzado con una cita bíblica, voy a terminarlo con otra mucho más banal que dice “ni una mala palabra, ni una buena acción”. Esta frase creo que es una adaptación del refranero popular, pero se atribuye al comentarista José María García (criticaba con ella al futbolista Emilio Butragueño). Y termino con ella porque si la frase es aplicable a tu jefe…. Ve preocupándote. Si el que te ha tocado en suerte es de los que se entrevista contigo anualmente por imperativo de Recursos Humanos,  y te promete en ese momento lo que haga falta con tal de que rellenes la encuesta de clima en positivo, pero el resto del año, hacer no hace nada…. ¡¡Escapa!!