Resulta una extraña paradoja que en la era digital nadie se plantee que un directivo medio pueda no tener competencias financieras pero aún veamos a cientos de directores de departamento (e incluso miembros de comités de dirección) que aspiran a vivir al margen de un entendimiento razonable de la tecnología que los rodea.
Y es que hace ya tiempo que la tecnología es parte esencial del negocio, no basta con pensar que “es cosa de los de TI» (o de los informáticos, de los ingenieros o como quieras llamarles).
Al hilo de una interesante mesa redonda a la que asistí hace unos meses, me pregunto qué competencias, actitudes y habilidades en relación con la tecnología definen en la actualidad a un directivo de éxito.
O por lo menos, de éxito potencial.
Los atributos de un directivo de éxito
Supongo yo, por lo que tengo escuchado, que desde el punto de vista de un reclutador, a la hora de seleccionar con garantías a un directivo, es importante valorar su experiencia, analizar cómo ha crecido o ampliado sus funciones y qué resultados ha ido obteniendo. Por supuesto, también sus competencias de liderazgo, influencia y desarrollo de equipos, así como aspectos relativos a su propia personalidad y a su capacidad de aprendizaje.
Aunque yo soy más bien de las que piensan que lo que distingue a un directivo bueno de uno del montón es que sea capaz de marcar retos a sus equipos que, si se logran, consigan generar una ventaja competitiva en el sector en el que opera, ya que diferenciarse es cada vez más complejo.
Para ello, es imprescindible que el directivo en cuestión esté absolutamente dispuesto a transformar y transformarse en lo que sea necesario.
Muchos retos para el cuadro de mando
Supongo que casi nadie duda de que, en este momento la lista de retos de los directivos es enorme. Y que, entre ellos, destacan éstos:
- Adaptación a los cambios tecnológicos que se van produciendo y que cada vez tienen mayor impacto, con al menos un porcentaje del 15-20% de entendimiento sobre la tecnología relevante en su sector.
- Aprovechamiento de la tecnología para refinar y evolucionar el modelo hibrido de trabajo, para adaptarlo a las funciones y responsabilidades de cada miembro del equipo y tener, además, la capacidad de asumir, las demandas de las nuevas generaciones.
- Búsqueda y experimentación proactiva de nuevos modelos y formas de hacer las cosas, sin esperar a que les lleguen sobrevenidas o impuestas. Podría decirse que tienen prohibido caer en el aburrimiento.
- Capacidad de identificar y fidelizar talento, con la motivación y el aprendizaje constante como palanca.
- Alineación (real y no solo de boquilla) con los valores y objetivos de responsabilidad social corporativa de su compañía.
- Y, como siempre, cumplir con el negocio, generando rentabilidad en un contexto incierto y cambiante.
La tecnología, esencial para el negocio
No hay duda de que en este momento la tecnología es el gran facilitador de la eficiencia, la reducción de costes y de nuevas fuentes de ingresos, además de un apoyo imprescindible para la identificación y fidelización de talento.
Además, la tecnología es también elemento clave que debe aprender a ponerse al servicio de las personas. El directivo del siglo XXI no debería olvidarlo y por ello, debería tener en su «lista de impepinables» aprender a apalancarse en ella al menos para:
- Mejorar y amplificar las relaciones entre los miembros de los equipos, departamentos e incluso con otros actores del sector.
- Liberar a su gente de las tareas más repetitivas y tediosas, ayudándola así a enfrentar más «liberados» los nuevos retos que habrá necesariamente de proponerles
- Tomar mejores decisiones.
Competencias tech que debe tener un directivo de perfil no tecnológico
Salvando la obviedad de que cada función se verá afectada de forma diferente, se me ocurre proponer una lista de «competencias tech» que debe tener un directivo de perfil no tecnológico:
- Debería dominar el uso completo y eficiente de un puesto de trabajo inteligente, dotado de herramientas colaborativas y ofimática general. Parece evidente pero aún estamos lejos de verles manejarse con soltura en este tipo de herramientas.
- Con independencia del área de desempeño, también tiene que ser capaz de utilizar alguna herramienta de explotacion de datos o Business Intelligence, para poder manejar y distribuir la información de una manera efectiva y adecuada y apoyarse en ella para la toma de decisiones. Aunque sea un excell.
- Además, sin importar el área en la que desarrolle su actividad, tiene que estar preparado para comprender la mentalidad del cliente digital y conocer cómo son y cómo podrían ser los canales digitales para relacionarse con él y proporcionarle la mejor experiencia posible.
- Cualquier directivo en este momento está obligado a adoptar una actitud “de acercamiento” a la tecnología y aprendizaje de ella para descubrir sus funcionalidades. Es fuente de nuevas oportunidades y también identificación de riesgos. Creo que nos haría bien al común de los mortales verles en ella.
- Por descontado, debe poder construirse una visión completa del entorno competitivo y el impacto de la tecnología en su sector, haciéndose para ello las preguntas adecuadas.
- Y, por último, debe ser capaz de gestionar proyectos tecnológicos en términos de elementos básicos y sus necesidades. No es necesario que entre al detalle pero sí debe comprender la importancia y el papel de cada una de las piezas.
Cómo se trabajan estas «habilidades digitales directivas»
Pues supongo que cada maestrillo tendrá su librillo.
Apunto solo algunas ideas que he visto funcionar:
- Rotaciones por otros departamentos más técnicos o que ya estén usando nuevas tecnologías
- Formación interna, con aprendizaje colaborativo y énfasis en la puesta en práctica de los proyectos en los que la empresa ya esté utilizando las distintas tecnologías.
- Fomento de la interacción (formal e informal) con las personas de la empresa que saben de tecnología.
- Lectura de artículos de tecnología para directivos que publican revistas.
- Apoyo en los proveedores para encontrar respuestas a sus preguntas y también una visión general.
- Muchas ganas de entender de tecnología, asumiendo que para hacerlo tendrá que dedicarle tiempo y esfuerzo.
- Y la madre de todas ellas, cogerle el gusto (diría incluso después de haber perdido el miedo e incluso la vergüenza) a hacer muchas preguntas.
Tengamos claro que ha llegado el momento de superar la idea de que “solo los millenials o las startups pueden hacer aportaciones sobre digitalización”. De dejar de pensar en fichajes locos de directivos procedentes de tecnológicas para volver a poner en valor la experiencia y el recorrido de los directivos que ya tenemos.
Asumiendo que la digitalización no debería dejar a nadie en la cuneta.
Enseñándoles y acompañándoles entre todos (y ellos dejándose) a elegir con acierto cuál es la tecnología necesaria y a cómo llevarla desde el núcleo del proceso a otras áreas, convenciendo a las personas involucradas de que va a ser beneficioso por el valor añadido que la tecnología les va a aportar.
Apoyándoles con nuestra visión y experiencia (cada uno la suya, que ante este reto nadie sobra), para poner objetivos tangibles y medibles, así como de comunicar a todos los implicados no solo el cumplimiento de los hitos sino los beneficios conseguidos.
Corremos un riesgo tremendo si seguimos dirigidos por consejos de administración que solo tienen un 10% de tecnólogos en sus filas (y ese dato no es mío).
Para que esto suceda, es imprescindible que los directivos pongan de su parte, pierdan el miedo a la tecnología y aprendan del tema.
Y tú, si tienes conocimiento y opción, ayuda en lo que puedas.
Por la cuenta que te trae.
