En mi anterior post hablaba de la Ley de Parkinson y de cómo el trabajo parece expandirse hasta ocupar todo el tiempo disponible, impulsado por una burocracia creciente, hasta llegar a la ineficiencia. ¿Qué hacer para combatir esta ley universal? Tomar ejemplo del que es mi personaje favorito dentro de mi película favorita: El Señor Lobo, de la película Pulp Fiction. Interpretado por Harvey Keitel, el personaje del Señor Lobo ofrece unas lecciones de efectividad profesional para tomar nota.

Nos ponemos en contexto: Dos gangsters han matado a un tío y tienen el coche lleno de sangre. Llaman al Señor Lobo para que les saque del aprieto. Cuando responde a la llamada, su saludo es “Hola, soy el señor Lobo. Soluciono problemas. Magistral presentación, breve, clara y concisa. Siempre he desconfiado de aquel cuyo perfil profesional tiene 27 palabras en inglés. Nunca sé qué hace esa persona realmente, así que pienso que en realidad es un cantamañanas que aporta poco más que palabrería alrededor de un ego gigante. Hay que ir al grano, y explicar bien el valor que puedes aportar en cada situación.

Gestiona las expectativas. Para terminar esa primera llamada, el Sr. Lobo dice: “Estoy a 30 minutos de allí. Llegaré dentro de 10”. Y realmente tarda 9 minutos y 37 segundos. Seamos realistas con nuestras capacidades, y cumplamos nuestros compromisos. Y si puede ser que superemos las expectativas, tanto mejor. Pero para conseguirlo, hay que fijarlas convenientemente y no sobrevendernos, lo que no quita para que aspiremos a la excelencia y como hace el señor Lobo, tardemos lo menos posible en actuar.

Otra lección: lo mejor es enemigo de lo bueno. Sangre y vísceras por todo el coche, así que toca limpiar. Las instrucciones del señor Lobo son “No hace falta sacarle brillo, que no se usa para comer. Limpiarlo a conciencia, pero solo una vez”. Lo que hagas seguramente nunca va a estar bien del todo perfecto. Empeñarse en tener la solución preparada para esa situación que ocurrirá solo una vez cada cinco años no tiene sentido. Hay que hacer las cosas con calidad notable, pero dedicar toneladas de esfuerzos y recursos en llegar al sobresaliente normalmente no tiene sentido.

Prepararse las reuniones, aterrizar los problemas y concretar las ideas. Al llegar al lugar de los hechos, nuestro amigo toma unas notas breves y concisas. Jules (negro). Vincent (Dean Martin). Jimmie (house)Bonnie (9:30). One body. No head.”. Hay que prepararse mínimamente cualquier reunión y siempre, tener clara cual es la situación de partida y qué es lo que se quiere conseguir. Y luego, cuantas veces en una reunión se habla de un montón de cosas que luego nadie traslada a unas simples notas que permitan plasmar las conclusiones de la reunión a otras personas o que simplemente nos ayuden a recordar unas semanas después de qué se habló en esa reunión.  

Tómate un respiro: Por muy complicada que sea la situación, siempre puedes parar un momento, y como hace Mr. Wolf, tomarte un café, disfrutando unos segundos de ello, y agradecérselo a los gangsters que se lo han preparado. Agradecer los pequeños detalles del día a día crea un clima de confianza que mejorará y hará lucir más aun tu trabajo.

Huir de la autocomplacencia. Aquí viene el colofón. Tras terminar de limpiar el coche y escuchar a los gangsters quedar gratamente sorprendidos por el resultado, nuestro amigo suelta eso de  “No empecemos a chuparnos las pollas todavía”. Cuantas veces una persona o una organización se vanaglorian de un resultado parcial obtenido, lo que está muy bien, pero se detienen ahí, regodeándose de lo buenos que son, como que ya han cumplido, cuando aun queda muchísimo por hacer en el proyecto. Los pequeños avances, por buenos que parezcan, no significan nada si no se cumple el objetivo definido inicialmente.

Lecciones interesantes todas ellas. Merece la pena darles una vuelta, a ver qué podemos incorporar cada uno de nosotros a nuestro día a día laboral.