Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro… aunque en el mundo laboral no siempre es así. A menudo hay que saber leer entre líneas para averiguar si ese compañero tan agradable realmente te aprecia o solo busca utilizarte para conseguir sus propios objetivos profesionales. Aunque por lo general la amistad laboral es una palanca muy poderosa para que los grupos de trabajo funcionen bien. Un informe de Gallup de 2022 mostró que las personas que tienen un mejor amigo en el trabajo están más comprometidas que las que no lo tienen… creo que se podían haber ahorrado el coste del informe, porque es obvio que todos ponemos más interés en echar una mano a alguien que te cae bien que a otra persona a las que no soportas.

Los límites entre lo personal y lo profesional en el trabajo son siempre un poco difusos. Todos hemos oído alguna vez aquello de que a la oficina no se va a hacer amigos, pero por otra parte, es lógico tomar cariño a tu compañero de mesa (o ahora de Teams) con quien pasas aproximadamente un tercio de tu vida compartiendo satisfacciones y decepciones, especialmente si además es más o menos de tu misma edad o tiene una situación personal parecida a la tuya. Aunque también es cierto que a veces se cumple eso de que “donde hay confianza da asco”. Puede ocurrir que la relación laboral con un amigo personal pueda ser complicada, porque quizá la confianza haga que se quieran sobrepasar límites que puedan perjudicar al trabajo. Lo importante es que ambas partes tengan claro cual son las funciones de cada uno y que ninguno intente aprovecharse de la relación de amistad para sacar partido personal. Hay que respetar los espacios y funciones de cada uno

Es cierto que hay algunas situaciones particulares. Por ejemplo, esos límites entre lo personal y lo profesional son especialmente difusos en el caso de la relación entre jefes y empleados. Se dice que en esos casos es recomendable establecer algún tipo de límite entre la relación personal y la profesional porque nunca se sabe si lo que hay detrás de esa relación es afecto sincero o puro interés y ambición profesional. Yo considero que he tenido una muy buena relación con la mayoría de mis jefes, y sigo manteniendo el contacto con alguno de ellos ahora que no tienen ninguna relación profesional conmigo, pero sí entiendo que haya que ser un poco más cuidadoso de lo normal. También me parece que tenemos más necesidad de hacer amigos en el trabajo en los primeros años de carrera profesional, donde quedar a tomar algo con los compañeros era más habitual que en una época en lo que lo que más te apetece al salir de la oficina es llegar a la tranquilidad de tu casa.

Sin embargo, como dijo Sir Francis Bacon “la amistad duplica las alegrías y divide las angustias por la mitad”, y dado que en el trabajo suele haber numerosas alegrías y angustias, creo que es mejor tener amigos antes que poner barreras con los compañeros. A lo mejor no es del todo imprescindible, pero, si tienes buenos amigos en el trabajo, todo es mejor y más fácil. Tener una red interna de apoyo con quien desahogarse, compartir los problemas, las inquietudes o las dudas ayuda a relativizarlos y contribuye a disfrutar de lo que hacemos desde un plano no solo profesional. Facilita una visión más completa de las situaciones y supone un gran alivio poder preguntar e indagar sin la presión de tener que aparentar un conocimiento que quizá no posees. Lo dicho, quien tiene un amigo, tiene un tesoro… también en el trabajo.