Tengas un trabajo estable o no, estés preocupado por el impacto de la tecnología en él o no, una cosa es segura. El mundo del trabajo está atravesando cambios sin precedentes… Y tú, ¿estás seguro de tener lo que hay que tener para conservar tu empleo o tu sueldo en los próximos años?
No hacer falta ser muy listo para darse cuenta de que, incluso quienes trabajamos para la administración o para empresas fuertes y saneadas tendremos que cambiar algunas cosas si no queremos acabar en un rincón o en algún sitio aún más frío.
Algunas son más que evidentes.
Tendrás que aplicar nuevas metodologías y herramientas. Y tendrás que aprenderlas por tu cuenta.
Puede que la tecnología no destruya tu empleo, pero tu puesto de hoy requerirá mañana conocimientos, habilidades y también una mentalidad diferente pelín diferente. Sólo estarás a salvo de tensiones si te adaptas.
Algún curso te darán, pero te toca desarrollarte por tu cuenta, marcando tu propio plan para llenar esa «brecha de competencias». Afortunadamente, la misma tecnología que ha venido a retarnos, está aquí para ayudarnos. Y las oportunidades de aprender por tu cuenta, gratis o a un coste muy razonable, son infinitas gracias a Internet.
Hay una dura realidad detrás de las “habilidades blandas”
Aunque nunca hayan sido materia ni en escuelas, ni en universidades, las habilidades blandas son ahora más importantes que nunca. 8 de cada 10 jefes de equipo cada vez las tienen más en cuenta a la hora (o no) de contar con las personas.
El término «habilidades blandas» no hace justicia a la compleja combinación de capacidades que describe. Todas ellas son difíciles de adquirir y difíciles de identificar en una entrevista, pero cuando alguien ya está en el puesto, su evidencia (o su ausencia) se revela en seguida.
Ya no mola quien no es capaz de hablar en público, quien no cree que pueda influir desde posición en el proyecto o quien no es capaz de organizarse con el email saturado y dejándolo todo para el día de antes.
Tendrás que dar flexibilidad, pero podrás y deberás pedirla
Trabajar desde casa ha sido una rareza hasta hace dos días. Sin embargo, hoy la tecnología está haciendo que la flexibilidad en el trabajo se convierta en norma. Email y skype en el móvil, repositorios compartidos, escritorios que se comparten en remoto… trabajar sin estar nunca ha sido tan fácil. Tu ubicación nunca ha sido menos importante.
Y esto lleva aparejado un cambio en las actitudes de empresas y de personas hacia el trabajo. El concepto de “ir a trabajar” ligado a un espacio concreto o a un horario rígido tiene los días contados. La gente quiere más equilibrio en sus vidas y las empresas (conscientes de que quien tira de la cuerda la rompe) están dispuestas a darlo. Pero piden a cambio que también pongamos de nuestra parte esa flexibilidad que sus clientes demandan.
Dice LinkedIn que la flexibilidad aparece como demanda en 7 de cada 10 ofertas de trabajo, Y que ya 3 de cada 10 aspirantes a un puesto sólo lo consideran si la flexibilidad forma parte de la oferta.
Trabajarás con gente muy diferente a ti. Y chocarás.
En la era digital no hay reglas. Descubrir el camino solo es posible sumando fuerzas. Porque sólo es posible mantener un nivel creativo alto y constante cuando cuentas con un equipo diverso, de gente con mentalidades y enfoques lo más alejados entre sí que puedas encontrar.
A ninguno se nos escapa que trabajar con quien no es de “tu cuerda” puede ser muy enriquecedor, pero también una fuente inagotable de malentendidos y tensiones. Si sumamos diversidad al concepto cada vez más extendido de organización agile, donde las estructuras se aplanan para dar autonomía a los equipos, puede que el conflicto esté servido.
Entender el peligro de llevar siempre la razón, dando lugar a las razones de otros es clave para conservar valor en un entorno profesional.
Todo será más transparente. Tu sueldo incluido
Son muchos quienes piensan que su compañero gana más (injustamente, claro). Pero la realidad es que no sabemos cuánto gana, ni tampoco qué tendríamos que hacer nosotros para ganar más. El salario es uno de los secretos mejor guardados y no conocer ni remuneraciones criterios para el ascenso hace crecer la negatividad y el desafecto.
Pero los días oscuros pueden estar llegando a su fin. LinkedIn detecta un aumento del 136% desde 2014 en transparencia salarial en su plataforma. Las empresas se han dado cuenta de que ser abiertas y claras motiva a la gente y hace que el personal esté más centrado en su trabajo.
La transparencia aplica también al intercambio de información. Si eres de los que atesoras informes pensando que eso que te reservas te hace poderoso, cambia el chip. Hoy es mil veces mas valioso quien comparte sin miramientos. Quien, justo en el extremo opuesto, se preocupa por hacer llegar directamente algo a quien sabe que puede serle de utilidad.
Tendrás que dejar el drama y sonreír más.
Todos los jefes asumen que las cosas que te han encargado van bien hasta que tú les avises de lo contrario. Siempre valoraron a quien sabe levantar la alerta con soluciones o peticiones de ayuda concretas en la mano. Pero hoy, también retados por el cambio, ya no tienen ni tiempo ni ganas de quejicas.
No se quedará quien se haya limitado a «mandar el mail» o a «comentarlo en la reunión», sino quien consiga que las cosas se hagan sin dramas. Quien no deje que sus emociones dirijan, quien piense dos veces antes de actuar, quien tome decisiones racionales, con mentalidad positiva y la vista puesta en el largo plazo. Quien pida sólo lo que necesita, quien llene de resultados y no de lloros la vida de su hoy, ya no solo ocupado, sino también tensionado jefe.
Podemos, y debemos ser, optimistas ante nuestro futuro profesional. Pero para ello, no podemos dormirnos en los laureles. La clave es asumir con energía positiva que son lentejas y comenzar a preocuparnos (y a ocuparnos) por adquirir las nuevas capacidades y habilidades.
Y también la nueva mentalidad que necesita hoy quien nos paga el sueldo.
¡Ánimo valientes! Que de peores hemos salido…