Quien más y quien menos acaba de volver estos días de vacaciones como hemo hecho nosotros en nuestro Balcon40, y a los dos días de la vuelta a la rutina ya está contando los días que faltan para tomarse más vacaciones. Por eso me he encontrado varias veces el hashtag #vacacionesilimitadas en mis redes sociales. Esto de las vacaciones ilimitadas no es una quimera imposible, sino que de hecho es una tendencia bastante común en Estados Unidos que está llegando a algunas empresas españolas. A primera vista puede parecer el remedio a todos los males del trabajador… ¿que estás un poco estresado? Un par de días de vacaciones para desconectar, ¿que tienes alguna gestión personal pendiente? Tómate el día y lo resuelves tranquilamente… pero parece que luego en la práctica, la realidad es distinta.

En primer lugar, esta práctica no funcionará en cualquier puesto de trabajo. Solo puede ponerse en práctica si tienes unos objetivos muy claros y muy fáciles de seguir y de medir. Tampoco vale para cualquier empresa. La cultura debe ser abierta, muy basada en la confianza y en la autogestión del empleado, y ya sabemos que muchas empresas están lejos de esos valores. Luego tenemos la letra pequeña, donde pone que debes estar siempre disponible en tus vacaciones, con lo que estamos hablando en realidad de un sucedáneo de vacaciones donde no se puede desconectar del todo… al final, resulta que muchas veces bajo esta práctica tan idílica se encuentran empresas con una cultura hipercompetitiva y unos objetivos demasiado elevados, lo que conlleva que en realidad la gente tenga miedo a librar y acaben tomándose menos vacaciones de las que les correspondería. En Netflix parece ser que funcionan así y es todo un éxito, mientras que la empresa de software HubSpot tuvo que retirar esta política porque acabó quemando a la gente, que no se tomaba las vacaciones que necesitaba por miedo a ser juzgado como un vago o un caradura por sus jefes y compañeros.

Con independencia de los días de vacaciones que puedas disfrutar, hay varias moralejas en esta historia. Una, que la flexibilidad laboral para conciliar vida laboral y personal empieza a ser un atributo innegociable a la hora de atraer talento y de tener empleados más felices y por lo tanto más productivos. Otra, que la confianza entre empleado y empleador es básica para la buena marcha de las empresas porque estas iniciativas como las vacaciones ilimitadas necesita de compañías con un fuerte liderazgo y una marcada cultura empresarial, donde los jefes guíen y den ejemplo a los empleados en aspectos como la flexibilidad laboral. Y por último, que lo importante es los logros que consigues y si alcanzas o no los objetivos que te marca la empresa, no las horas que empleas en ello.

Si me ofrecieran un trabajo con vacaciones ilimitadas, sinceramente no lo aceptaría, porque lo más probable es que el propio ambiente acabe coaccionándote para no tomarte demasiados días libres, o que si te los tomas, no acabes de desconectar del todo. Pero tampoco aceptaría un empleo donde no se me garantizara una flexibilidad laboral que me permita conciliar vida laboral y personal. Prefiero tener los días estipulados de verdaderas vacaciones que no disfrutar de algún día más pero sin posibilidad de desconectar realmente.  En lugar de buscar la ilusión de libertad infinita, mejor una gestión del tiempo más realista y equilibrada, con facilidad para conciliar. Como casi siempre, el secreto está en el equilibrio. Aunque éste es solo mi punto de vista… ¿Cómo lo ves tú, querido lector? ¿Aceptarías un trabajo donde te ofrecieran vacaciones ilimitadas?