A lo largo de este 2020 que está a punto de terminar, todos hemos experimentado en algún momento una sensación de miedo: miedo a que la enfermedad nos afecte directamente a nosotros o a nuestros familiares, miedo a perder el trabajo como consecuencia de la crisis, o simplemente un miedo difuso ante un panorama totalmente desconocido, nunca antes vivido por nadie que conozcamos y solo comparable si acaso con una guerra.

Se dice que el miedo puede producir en las personas una de estas tres F’s: Fly, Freeze o Fight, es decir, huir, paralizarse o luchar (queda mejor en inglés sin duda). De hecho, en la mitología griega tenemos a dos hermanos, Fobos y Deimos, que ejemplifican las dos primeras Fs.  Fobos representa la huida, y es la raíz de la palabra “fobia”. Era hijo de Ares, dios de la guerra, y de Afrodita, diosa de la belleza, Se dice que Ares siempre se llevaba a las batallas a su hijo Fobos, quien al manifestarse ante los enemigos, provocaba que les entrara un pánico irracional que les impedía actuar coherentemente. Quien terminaba la misión era el otro hermano, Deimos, que era la representación misma del terror y cuando se presentaba a los enemigos que habían huido asustados por Fobos, los paralizaba completamente.

Así representaban los griegos dos caras del miedo, aunque olvidaron la tercera F, la de Fight. Ante una amenaza, una reacción posible es tomar el toro por los cuernos y luchar para revolverse y hacer frente a esa amenaza. Es el camino que han estado tomando estos meses muchas empresas y muchas personas individualmente. La situación es difícil, está claro, pero hay formas y formas de afrontarlo.

Todo pasa por la digitalización, tanto a nivel de empresa como a nivel individual. A nivel empresarial, adoptar herramientas que faciliten el teletrabajo, aprovechar todas las posibilidades que ofrece el comercio online y digitalizar procesos que antes se basaban en trasiego de papeles y que ahora pueden subirse a la nube son a mi juicio los tres pilares básicos para esa digitalización de las empresas. A nivel individual, las personas también podemos digitalizarnos y la UNESCO habla ya de Competencias Digitales, definiéndolas como “un espectro de competencias que facilitan el uso de los dispositivos digitales, las aplicaciones de la comunicación y las redes para acceder a la información y llevar a cabo una mejor gestión de éstas. Estas competencias permiten crear e intercambiar contenidos digitales, comunicar y colaborar, así como dar solución a los problemas con miras al alcanzar un desarrollo eficaz y creativo en la vida, el trabajo y las actividades sociales en general.

Tener una cuenta en Facebook o conocerse de memoria todos los atajos del Word no significa que tengamos competencias digitales. Tener competencias digitales va más bien de saber comunicar y cooperar con otros utilizando herramientas digitales, de tener la capacidad de buscar y filtrar la información más relevante entre el maremágnum de datos que nos rodea en internet, de participar activamente en internet generando contenido propio, de saber como proteger eficazmente tus dispositivos, aplicaciones o contenidos para que la información importante no sea accesible para quien no debe, y por último, de poseer habilidades relacionadas con la resolución de problemas, porque la digitalización es un proceso en el que siempre encontraremos problemas.

Adquirir todas estas competencias digitales está en nuestra mano. Internet nos ofrece todo un mundo de posibilidades para formarnos, de forma más o menos reglada. Por supuesto, se requiere tener una gran fuerza de voluntad para encontrar un momento en el que aparquemos nuestros quehaceres cotidianos y nos centremos en adquirir esas competencias, pero no veo otro forma mejor de elegir la F Fight  frente al Freeze o el Fly como forma de encarar los inevitables miedos que los nuevos tiempos nos plantean.