Muchas veces las compañías se gastan una fortuna en mejorar su imagen corporativa. Patrocinan equipos o eventos deportivos, hacen grandes campañas de marketing con anuncios de lo más bonitos… todo ello probablemente de la mano de alguna importante firma de consultoría experta en la materia.

Sin embargo, lo tienen mucho más cerca: sus empleados son sin duda los mejores embajadores que puede tener una empresa. Un empleado motivado y contento por estar trabajando en una compañía es la mejor publicidad que puede tener dicha compañía.

Dice Richard Branson, el fundador de del Grupo Virgin, que en sus empresas lo primero es son los empleados, después sus clientes y por último vienen sus accionistas. Según él, es de sentido común: si su fuerza de trabajo está feliz y bien motivada, lo más probable es que lo mismo ocurra con sus clientes, lo que significa que hay más posibilidades de que el negocio tenga ventas abundantes, generando los resultados que sus accionistas demandan.

Richard Branson lo cuenta así” Nosotros nos topamos con esta fórmula cuando estábamos lanzando nuestra tienda de discos a finales de los años 60. Decidimos buscar empleados que fueran apasionados de la música, porque pensábamos que su entusiasmo y conocimientos serían una atracción tan importante como los sillones, el café y lugares para escuchar que pensábamos colocar en nuestras primeras tiendas, y eso resultó ser absolutamente correcto. Nuestros empleados pudieron ayudar a los aficionados a la música a encontrar nuevas bandas y guiar a los clientes que eran nuevos en el mundo de la música a desarrollar y ampliar sus gustos”

Virgin ha creado 400 negocios en más de 40 años de expansión. Su enfoque hacia los empleados es una de las principales razones de su éxito. Y es que cuando llamas al call center de una empresa hay que entender que la persona con la que hablas es en ese momento es la empresa a la que te diriges. De poco sirven las campañas de marketing que tratan de posicionar la marca, porque para ti en ese instante la persona que te coge el teléfono, que probablemente esté subcontratada a una tercera empresa, es la gran multinacional a la que estás llamando. Y si la empresa es pequeña este efecto es aun mayor. Un buen camarero simpático y eficiente seguro que atrae a algún cliente al restaurante en el que trabaja simplemente por su buen hacer, a pesar de que por ejemplo los precios del restaurante no sean los más competitivos de la zona.

Algunos verán a los empleados de una empresa como un coste que debe ser manejado, pero yo creo que deberían ser vistos como un grupo de potenciales embajadores de la empresa. Deberían ser escuchados por la dirección porque son quienes antes pueden detectar los problemas y carencias de la empresa, deberían disponer de todos los medios necesarios para hacer bien su trabajo y tendrían que tener los mecanismos adecuados para poder compartir y hacer llegar a los jefes una buena idea para mejorar el negocio.

Los empleados siempre han sido los mejores embajadores de una empresa. Si estaban contentos y contaban cosas positivas sobre la empresa, ésta mejoraba su reputación y podía atraer más clientes y nuevos empleados más talentosos. Y en los últimos años, con el auge de las Redes Sociales, este fenómeno se ha disparado aun más. A mí personalmente me costaría mucho confiar como cliente en una empresa de la que leyera críticas de algunos de sus empleados en una red social. El problema es que me da la impresión de que no siempre las empresas lo entienden de la misma manera.